Thursday, May 08, 2025

Un siglo de la U de G (5)

Diario de incertidumbres Un siglo de la U de G (5): modernización y reforma Adrián Acosta Silva (Campus-Milenio, 08/05/2025) https://suplementocampus.com/un-siglo-de-la-udeg-v-modernizacion-y-reforma/ El 1 de abril de 1989 tomó posesión como rector de la U de G Raúl Padilla López. Formado políticamente en las filas de la FEG (organización estudiantil de la cual fue presidente durante el período 1977-1979), egresado de la licenciatura en historia de la antigua Facultad de Filosofía y Letras, y funcionario universitario durante el sexenio previo (1983-1989), Padilla López llegaba a la rectoría con un sólido respaldo de las principales corrientes políticas universitarias y el apoyo del gobierno de Jalisco. Uno de los factores causales que explican el apoyo al nuevo rector era el proyecto de reformar a la universidad a partir de una idea central: la conformación de la red universitaria en Jalisco de la U de G. Esa idea había surgido del análisis de experiencias internacionales como la red de la Universidades de California o la de Texas, la descentralización de la Universidad de París, el modelo de red de universidades como la de Tres Ríos de Québec, en Canadá, y, para el caso mexicano, la experiencia de la Universidad Autónoma Metropolitana. Para cristalizar el proyecto reformista, Padilla necesitaba dos cosas. Por un lado, garantizar la gobernabilidad institucional. Por el otro, establecer una gobernanza eficaz y eficiente. La primera descansaba en un supuesto político: la formación de una coalición gobernante que permitiera legitimar el apoyo de las organizaciones estudiantiles, administrativas y académicas universitarias, y contar con el respaldo de las autoridades estatales y federales al proyecto reformador. En términos de gobernanza, el supuesto era de naturaleza organizacional: un proyecto que comprometiera la coordinación y cooperación de los esfuerzos directivos unipersonales y colegiados en la construcción de la red universitaria. El contexto de la época era muy complicado. Luego de experimentar los estragos de la “década perdida” de los ochenta, las universidades públicas enfrentaban una frágil situación financiera y una crisis de confianza de las élites gobernantes en esas instituciones. La expansión no planeada, la ausencia de evaluaciones sobre su desempeño, el escepticismo gubernamental sobre la calidad de los programas y proyectos universitarios, fueron algunos de los factores que fundamentaron las políticas de modernización de la educación superior del gobierno federal, que se concentraron en un nuevo rol del estado centrado en la evaluación de la calidad y el financiamiento diferencial, condicionado y competitivo a las universidades públicas autónomas. Por otro lado, había iniciado también un proceso de liberalización y democratización del régimen político mexicano, cuyas principales expresiones fueron la aparición de las alternancias políticas en el poder, que comenzaron en Baja California en 1989 y que llegaron a Jalisco en julio de 1994, cuando el PRI pierde por primera vez las elecciones a gobernador en la entidad. Este componente político favorecería la idea de una reforma institucional de las universidades públicas bajo un nuevo marco de reglas de desempeño asociadas a la multiplicación de agencias gubernamentales, y actores políticos interesados en el rumbo de las universidades en los niveles subnacionales del país. En este contexto, la U de G experimentó una serie de tensiones y conflictos al inicio del rectorado de Padilla López. Reacios al proyecto reformador, algunos de sus antiguos aliados se enfrentaron al rector, lo que llevó a meses de inestabilidad política, parálisis institucional, huelgas y protestas callejeras. La gestión política de la crisis se convirtió en la prioridad fundamental de la rectoría universitaria, y ello se resolvió con el impulso a una nueva organización estudiantil (la Federación de Estudiantes Universitarios, FEU), que sustituyó en 1991 a la antigua FEG; por otro lado, la creación en 1993 del Sindicato de Trabajadores Académicos de la U de G (STAU de G), que sustituyó a la antigua Federación de Profesores Universitarios (FPU), y la firma en 1990 de un nuevo contrato colectivo de trabajo con el Sindicato Único de Trabajadores de la U de G (SUTUdeG), un organismo gremial creado en 1978. La gobernabilidad corporativista se convirtió en el eje político del proyecto reformador, y se mantendría como herencia para los siguientes rectorados universitarios. Pero las políticas de desconcentración y descentralización de las funciones universitarias bajo un modelo de centros universitarios metropolitanos y regionales, organizados en divisiones, departamentos, centros e institutos de investigación, se convertirían en el eje de la gobernanza institucional. Así, luego de un inicio políticamente áspero, para el año de 1993 se elaboró un proyecto de reforma a la ley orgánica de la U de G que sustituyó a la vigente desde 1952, y que fue aprobado por unanimidad por el Congreso de Jalisco la noche del 31 de diciembre de 1993, y publicada en el diario oficial del estado de Jalisco el 1 de enero de 1994. Lo que ocurriría en los años siguientes sería la implementación del proyecto reformador impulsado y sostenido por la coalición padillista. Así, a lo largo de las cinco rectorías siguientes (1995-2024), se consolidaría la red universitaria de Jalisco de la U de G, con episodios de crisis internas en la conducción universitaria (la destitución del rector Carlos Briseño en 2009), y enfrentamientos constantes de la universidad con los gobiernos del PAN (1995-2012), y con el gobierno del partido Movimiento Ciudadano (2018-2024). La centralidad de Raúl Padilla a lo largo de este período fue indiscutible: representaba la personalización del poder institucional. La red universitaria, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el Festival de Cine de Guadalajara, la construcción del Centro Cultural Universitario, la presencia universitaria en todas las regiones de Jalisco a través de preparatorias y centros universitarios, son hechuras de la reforma iniciada en 1989. Con el fallecimiento de Padilla en abril del 2023, un ciclo largo de transformaciones universitarias se cerraría de manera sorpresiva y dramática con el suicido del exrector debido a padecimientos médicos. Hoy, la U de G enfrenta un conjunto de desafíos políticos, organizativos y académicos en un entorno diferente al que dio sentido y pertinencia a la reforma universitaria. La llegada de una mujer a la rectoría universitaria (Karla Planter, 2025-2031), comprometida con las herencias padillistas, puede ser señal de que nuevos tiempos, estilos y creencias pueden cambiar la conducción de la universidad, impulsando una agenda de ajustes y cambios institucionales de cara a una combinación de escenarios de futuros marcados, como siempre, por incertidumbres, riesgos y oportunidades.