Thursday, August 03, 2023

Oppenheimer: ciencia y poder

Diario de incertidumbres Oppenheimer: una historia de ciencia y poder Adrián Acosta Silva (Campus Milenio, 03/08/2023) https://suplementocampus.com/oppenheimer-una-historia-de-ciencia-y-poder/ Todo ha cambiado, cambió por completo; una belleza terrible ha nacido W.B. Yeats, Pascua 1916 Las relaciones entre el mundo académico y la vida política en tiempos de guerra o de paz siempre han sido díficiles. Pero la imagen de la ciencia como una actividad apacible, alejada de los conflictos mundanos y las presiones propias de las decisiones políticas, suele desvanecerse en contextos bélicos donde el conocimiento se vuelve parte del arsenal de guerra de gobiernos y militares. Una larga historia registra los dilemas éticos y políticos que enfrentan los científicos cuando sus hallazgos y descubrimientos se usan o se pueden utilizar como instrumentos de guerrra. Oppenheimer, la película dirigida por Christopher Nolan (2023), es un retrato dramático sobre el complejo de relaciones entre la academia, la política y la milicia. Situada en el contexto de la segunda guerra mundial, la cinta narra la historia del “Proyecto Manhattan” desarrollado entre 1942 y 1947, codirigido por el general Leslie Groves y el físico teórico Robert Oppenheimer al frente de un grupo compacto de científicos norteamericanos y europeos, que culminó con la invención de la bomba atómica y su aplicación militar en Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1946. Científicos, políticos y militares protagonizan una historia de conflictos y dilemas, de confusión moral, incertidumbre política y racionalidades enfrentadas. Es una colección de estampas que transcurre entre los pasillos y aulas de universidades e institutos de investigación de Princeton y de Berkeley, del Caltech, de Leiden, Cambridge y Gotinga, en las cuales los humos y estallidos de la guerra mundial se filtran entre los altos muros y jardines verdísimos de los campus universitarios. La atmósfera de la vida académica cambia veloz y dramáticamente en un entorno de preocupaciones vitales marcado por decisiones díficiles. Oppenheimer y muchos de sus colegas (químicos, ingenieros, físicos, matemáticos) toman posiciones políticas y se involucran en acciones a favor de los republicanos españoles y en contra del nazismo, pero también luchan por la formación de un sindicato de académicos cercano políticamente a la formación del partido comunista de los Estados Unidos. Esa historia marca el ritmo de la larga película de Nolan, en la cual desfilan personajes como Albert Einstein y Niels Bohr, los presidentes Truman y Roosevelt, almirantes inescrupulosos como Strauss y generales pura sangre castrense como Groves. Al centro de todos ellos se sitúa la vida de cientifico de Oppenheimer, un personaje complejo que se involucra no sólo en sus indagaciones de física teórica sino también en el activismo político, mientras comparte con sus colegas y estudiantes sus descubrimientos, conjeturas e hipótesis sobre la física cuántica. Entre aulas, laboratorios y oficinas militares, la vida del científico es sacudida por la violencia de la guerra y las presiones políticas, los chantajes emocionales y las dudas racionales. El caudaloso río de los acontecimientos coyunturales arrastra a los protagonistas hacia las aguas lodosas de la incertidumbre sobre los posibles desenlaces de la segunda guerra mundial. Los Álamos, en Nuevo México, es el epicentro del proyecto, un pueblo ficticio, el sitio de pruebas y laboratorio militar del proyecto Manhattan. En ese lugar se condensan las relaciones entre espionaje y libertad académica, entre el poder del dinero y el poder de la ciencia, entre la eficiencia militar y el rigor científico. Acosados por las urgencias del tiempo político gobernado por los relojes y calendarios de la guerra, el grupo de científicos trabaja a marchas forzadas para satisfacer los intereses bélicos de los aliados, mientras que las sombras de la guerra fría y del macartismo estadounidense se ciernen sobre la complicada vida de Oppenheimer y su equipo, afectando irreparablemente sus existencias públicas y privadas. Egoísmos, rencores, luchas por reputación y prestigio entre los científicos, hogueras de vanidades entre políticos y militares, intrigas políticas, pequeñas mezquindades, ingenuidad y convicción, son parte de las razones y las pasiones que emergen a lo largo de los lenguajes del poder que encubren intereses que tienen el peso del plomo. A casi ocho décadas de esos acontecimientos, es posible advertir las huellas que dejó esa historia en las relaciones entre las universidades, los gobiernos y los militares. Son huelllas encapsuladas entre el oropel de los homenajes, rituales y ceremonias universitarias y los cálculos de los presupuestos públicos y privados, entre las urgencias del tiempo político y las necesidades del tiempo académico. Pero también quedan en el fondo de esas aguas revueltas las estelas profundas de tensiones persistentes entre las libertades académicas y las prioridades de gobiernos y empresas, donde la ciencia se puede convertir en un arma, una pasión intelectual, o una mercancía. Oppenheimer es por supuesto una película que admite múltiples lecturas. Y una de ellas es la lectura política de las complejas relaciones entre la ciencia, el poder y la guerra. Desde esa perspectiva, la cinta de Nolan representa las tensiones que habitan las zonas grises de los espacios que conectan las libertades de investigación con los intereses gubernamentales, los dilemas entre el político y el científico, la dinámica de lógicas difusas encarnadas por actores concretos que habitan campos de acción y estilos de vida distintos y distantes. Es una historia sin moralina ni sermones de ningún tipo. Un relato cinematográfico del poder social de la ciencia y sus aplicaciones, de consecuencias deliberadas y efectos perversos, protagonizada por fantasmas, racionalidades y comportamientos gobernados por una lógica política metálica, propia de tiempos malditos, donde “nubes hambrientas pesan sobre las profundidades”, como escribió William Blake en El matrimonio del cielo y el infierno.

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