Thursday, June 17, 2021

El extraño caso del Dr. Gertz

Estación de paso El extraño caso del Dr. Gertz Adrián Acosta Silva (Campus Mllenio, 17/06/2021) https://suplementocampus.com/el-extrano-caso-del-dr-gertz/ La noticia de que el actual Fiscal General de la República fue nombrado como investigador nacional nivel 3 del Sistema Nacional de Investigadores corrió como reguero de pólvora entre medios de comunicación y círculos científicos del país. Asombro, incredulidad, indignación, caracterizaron algunas de las primeras reacciones frente a la nota, mientras que otras fueron de sorpresa, indiferencia o desinterés. Por lo que se sabe, el nombramiento fue el resultado de un largo litigio personal emprendido por el Doctor en Derecho por la UNAM (aunque,según el comunicado oficial emitido por el CONACYT el viernes 11 de junio Gertz acumula “tres doctorados”), para lograr que el Sistema Nacional de Investigadores lo aceptara como uno de sus miembros. Luego de ser rechazado en varias ocasiones por la comisiones evaluadoras que se encargan de dictaminar los méritos de los aspirantes para cumplir con los criterios de calidad de sus trayectorias académicas, y tras entablar “7 querellas, 2 juicios de nulidad y 5 juicios de amparo”, el Dr. Gertz argumentaba motivos de discriminación, por lo que interpuso una demanda a la CONAPRED, que luego envió una recomendación al CONACYT para que se re-evaluara la trayectoria del ahora Fiscal. De manera veloz, el CONACYT integró una comisión que resolvió otorgar, bajo el principio de “igualdad y no discriminación” el máximo nivel del SNI al Dr. Gertz, como compensación (“reparación de daño”) por los 11 años en que el funcionario fue rechazado en el Sistema, por motivos discriminatorios y no académicos. (https://www.conacyt.gob.mx/Comunicados-222.html) ¿Qué motiva a un político o funcionario destacado, que forma parte de la élite política del país, a buscar insistentemente durante más de una década el reconocimiento institucional, público, de sus méritos académicos o científicos? Como es de conocimiento público, el Dr. Gertz es un abogado que se ha dedicado más a las funciones de gobierno y a construir cierta trayectoria política, que a la paciente, árida y discreta labor de investigación, a la publicación de artículos científicos en revistas arbitradas o libros dictaminados por editoriales prestigiadas, sujetos a evaluaciones de “doble ciego”, o a impartir clases y dirigir tesis de pregrado o posgrado. Baste mirar los criterios de evaluación que hoy aplica el CONACYT a los que aspiran a ingresar, permanecer o promoverse entre los niveles del SNI para percatarse que el Dr. Gertz dificílmente podría ser considerado siquiera como nivel 1. Pero el asunto es curioso y representa las creencias de lo que significa la vida acadèmica para quienes desempeñan cargos públicos o políticos. Como muchos otros políticos y funcionarios de diferentes gobiernos, en distintas escalas y campos de acción, el Dr. Gertz ha publicado con alguna frecuencia artículos de opinión en periódicos o revistas, dictado conferencias y charlas, ha redactado alguna biografía de algún personaje histórico, publica de vez en cuando algún capítulo en obras colectivas. Lo más cercano a la vida académica del actual Fiscal es haber imparido clases en algunas universidades públicas y privadas, y ser nombrado Rector de la Universidad de Las Américas en Puebla, un cargo que Gertz desempeñó en una etapa donde no fue invitado o no estuvo interesado en continuar en la función pública o en el mundo volátil y fangoso de la política. La búsqueda de la legitimidad académica asociada al reconocimiento público de sus méritos académicos o científicos es el motivo que impulsa a no pocos de nuestros políticos y funcionarios a dedicar sus litigos y empeños a la obtención de esas medallas de la república de la ciencia en México. En sus imaginarios y vidas prácticas, significan el pase de entrada para pertenecer a una élite cientifica, al linaje de una oligarquía académica, y eso, se supone, otorga autoridad, prestigio, distinción, estatus, a quienes portan esas preciadas medallas. El dinero asociado al nombramiento en realidad, para ellos, no importa, como lo muestra el comunicado del CONACYT respecto al Dr. Gertz. Lo que importa es lo que simboliza: el reconocimiento institucional del talento intelectual y las contribuciones del aspirante al desarrollo de la ciencia, la tecnología o las humanidades. Pero hay también un poderoso componente subjetivo, relacionado con el ego de muchos de los políticos que obtienen doctorados y buscan en el SNI el ascensor social adecuado para sus pretensiones y aspiraciones académicas o científicas. Tiene que ver con la vanidad, el curriculum vitae, la imagen pública, esas drogas a las que son adictos tantos intelectuales y académicos del vecindario local, nacional o mundial. Y eso recuerda siempre la frase pronunciada al final por el magnífico personaje que Al Pacino protagoniza en El abogado del diablo: “Ah, la vanidad. Sin duda, mi pecado favorito”. Drogas o pecados, juegan el mismo papel adictivo, son opio puro para los intelectuales, los políticos o los investigadores uiversitarios. El caso de Gertz, como otros antes que él, representa esa mezcla de vanidad personal y legitimidad académica que significa para algunos la pertenencia al SNI. El problema es que el caso, el proceso y el resultado agrega un grano de sal a la gestión del CONACYT y a sus relaciones con diversos sectores de las comunidades científicas, comunidades que reconocen en el SNI el principal mecanismo meritocrático, no igualitario ni político ni hereditario, que tenemos para el desarrollo científico y tecnológico, lo que eso signifique. El extraño caso del Dr. Gertz es un punto que ilumina los recovecos políticos, judiciales y burocráticos que alimentan los símbolos, prácticas y representaciones que estructuran el lado obscuro del orden institucional de las políticas científicas en nuestro país.

Thursday, June 03, 2021

La invención del futuro

Estación de paso La invención del futuro Adrián Acosta Silva (Campus-Milenio, 03/06/2021) https://suplementocampus.com/la-invencion-del-futuro/ Hace unos días fue publicado el reporte “España 2050. Fundamentos y Propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo”, organizado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno de España (https://we.tl/t-6jDvo9052N). Se trata del resultado de un ambicioso estudio realizado entre 2020 y 2021 por más de un centenar de expertos y expertas de diversas disciplinas (economía, ciencias ambientales, demografía, sociología, historia, ciencia política, derecho), convocados desde La Moncloa por el gobierno español para discutir el futuro de ese país en el contexto europeo y global. El informe es “un llamado al diálogo, a la reflexión y a la acción colectiva” de la sociedad española en tiempos donde la polarización y la confrontación habitan el ánimo público. Ese propósito, por sí mismo, es una contribución política relevante para mirar con otros anteojos las posibilidades de construir un futuro habitable y seguro para los españoles. El documento está realizado como un ejercicio de “prospectiva estratégica” y tiene como foco el desarrollo de una “gobernanza anticipatoria” (GA), un enfoque que concentra la atención en la capacidad sistémica de gobiernos y sociedades para enfrentar formas de cambio complejas y aceleradas. Su potencia analítica se desprende de un vínculo estrecho entre política y prospectiva, gestión en red, uso de sistemas de retroalimentación para moniterar y ajustar las políticas de la acción pública. La GA se basa en sistemas masivos de procesamiento de información y conocimiento para toma de decisiones (big data, ciencia de datos), y la formulación de indicadores cuantificables basados en evidencia empírica para evaluar cumplimiento de metas y objetivos de las políticas. España 2050 identifica 9 desafíos centrales: “elevar la productividad económica; conquistar la vanguardia educativa; mejorar la formación y recualificación de la población; conversión de una sociedad neutra en carbono, sostenible y resilente al cambio climático; un estado de bienestar para una sociedad más longeva; promover un desarrollo territorial equilibrado, justo y sostenible; resolver las deficiencias del mercado de trabajo y adaptarlo a las nuevas realidades sociales, económicas y tecnológicas; reducir la pobreza y la desigualdad y reactivar el ascensor social; preparar las bases del bienestar futuro”. La hechura del ejercicio tiene dos objetivos: a) “Mejorar la comprensión de los desafíos y oportunidades sociales, económicos y medioambientales que enfrentará el país en las próximas décadas”; y b) “Generar, a partir de una diálogo multiactor, una estategia nacional de largo plazo que permita fijar prioridades, coordinar esfuerzos, y garantizar la prosperidad y el bienestar de la ciudadanía del futuro”. A partir de los 9 desafíos y de estos dos grandes objetivos, el documento enumera más de 200 propuestas agrupadas en 12 ejes, e identifica 50 objetivos e indicadores específicos, que reúnen tres características fundamentales: que sean “cuantificables”, “ambiciosos pero realistas”, y “actualizables”. El propósito del proyecto es converger antes de 2050 en los niveles de desarrollo del grupo denominado como “UE-8”, el que comprende a los ocho países con mejores niveles de prosperidad económica y bienestar social de la Unión Europea: Austria, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Países Bajos, y Suecia. Es decir, se trata de que España pase de compartir la media de desarrollo de los 27 países que hoy integran la UE, a los niveles de prosperidad de los 8 países más desarrollados de Europa. Ese es el futuro deseable para la España contemporánea, dibujado por los expertos y por parte de las élites políticas de una sociedad que, como otras en el mundo, pasa desde hace tiempo por una transición múltiple que se expresa en el incremento de conflictos sociales, tensiones políticas y desigualdades económicas. La forma y el contenido de este ejercicio prospectivo es una muestra alentadora de la interacción cooperativa que puede existir entre la ciencia y el gobierno, entre científicos y políticos. Es un ejercicio que importa como proceso y como resultado, y que puede servir de referencia para países como México. En tiempos donde la diatriba y la descalificación, el pesimismo, la violencia y los empujones dominan el ánimo público, la invención del futuro es una estrategia inteligente para calibrar la dimensión de los déficits de los problemas colectivos pero también para reconocer los avances acumulados en el pasado remoto o reciente. Y aunque el futuro social nunca se puede predecir ni profetizar, el hecho mismo de pensar y discutir ideas y proyectos sobre el futuro es un esfuerzo intelectual y político civilizatorio, pertinente para organizar políticas, acciones y agendas. Después de todo, el presente -todo presente- está cargado de futuros probables, posibles o indeseables, pero su construcción es siempre un proceso social, una mezcla de voluntad política, capacidades institucionales, y un poco de fortuna. El futuro puede ser “una vida, un lugar, una vez”, “un bosque oscuro tan extraño como el tiempo”, escribió alguna vez Thomas Wolfe. Ese tiempo es un territorio colonizado frecuentemente por el imperio de las ilusiones e intenciones, dictadas por pasados nostágicos, por profecías políticas o por enunciados que anticipan catástrofes. Pero también es el resultado de inercias sociales, errores políticos o contingencias naturales. Es un espacio habitado por la incertidumbre, la confusión, por el pesimismo o por el optimismo de individuos y grupos. Pero en cualquier caso, el futuro existe, y el presente siempre está poblado de futuros. Su significado y contenidos dependen, en parte, de la vountad y capacidad para identificarlos, pero también por el sentido de relevancia que tienen para las élites políticas, sociales o científicas para construirlo o modificarlo. España 2050 es un ejercicio que podría ser útil como espejo para un ejercicio similar para México en estos tiempos extraños.