Thursday, June 30, 2022

Mujeres, educación y trabajo

Estación de paso Mujeres, trabajo y educación Adrián Acosta Silva (Campus-Milenio, 30/06/2022) https://suplementocampus.com/mujeres-trabajo-y-educacion/ Detrás de las potentes olas expansivas de los movimientos feministas en el mundo contemporáneo, coexisten factores económicos, demográficos y sociológicos que ayudan a comprender las causalidades profundas de las agendas sociales y públicas que han cuestionado y transformado de manera significativa las relaciones entre los sexos en varios campos de la vida social. Los feminismos son la expresión política de esos cuestionamientos, y constituyen movimientos que han colocado en el centro los enfoques de género en los temas de violencia, discriminación, desigualdad e injusticia que caracterizan las relaciones sociales del siglo XXI. En ese sentido, el feminismo es un reclamo civilizatorio, un conjunto de exigencias sociales dirigidas no solo a denunciar la exclusión de las mujeres de los temas sustantivos de la agenda pública, sino también para construir nuevos arreglos sociales e institucionales que favorezcan la igualdad, la democracia y la justicia en las sociedades contemporáneas. Detrás de ese conjunto de reclamos legítimos de derechos y reconocimientos, existen factores que ayudan a explicar con mayor profundidad los contextos y la lógica de las causas feministas. Este es unos de los supuestos centrales que anima un interesante proyecto desarrollado por varias investigadoras e investigadores universitarios, cuya primera expresión es un libro de próxima aparición. Se trata de una iniciativa donde confluyen los trabajos de un conjunto de estudiosos mexicanos sobre los temas de las relaciones entre mujeres, educación y trabajo, coordinado por Jordi Planas desde la Universidad de Guadalajara. A través de seis trabajos elaborados por 8 autores (5 mujeres y 3 hombres), el propósito general del estudio es explorar las relaciones entre sexo, género, expansión educativa y feminismo, desde la perspectiva de la evolución de la oferta de trabajo femenina en México. Uno de los puntos de partida del proyecto son los datos. Según fuentes censales, en 1950 las mujeres representaban el 13% de la Población Económicamente Activa (PEA), contra el 87% de hombres. Setenta años después, en 2020, la mujeres representan el 40% contra el 60% de los hombres. Esa incorporación masiva de las mujeres al mercado del trabajo asalariado va acompañada de la masificación del acceso femenino a la educación superior (el fenómeno conocido como “feminización de la matrícula”), donde hoy las mujeres constituyen más de la mitad de la matrícula nacional. Ambas fuerzas (laboral y educativa) están en la base empírica de los reclamos de derechos que enarbolan los discursos feministas contemporáneos. Estos dos datos (crecimiento de la PEA femenina y feminización de la educación superior), permiten apreciar con mayor nitidez la complejidad de las causas y efectos de los comportamientos sociales, políticos e institucionales que caracterizan las relaciones entre individuos e instituciones, entre hombres y mujeres, en la sociedad mexicana del siglo XXI. La discusión sobre el reconocimiento y revaloración del papel de las diferencias biológicas de los sexos en los procesos de construcción sociocultural del género, la distinción y articulación entre el trabajo productivo y el reproductivo derivado de la división sexual del trabajo, la escolarización creciente de las mujeres tanto al nivel de las licenciaturas como los posgrados en diversas disciplinas y campos del conocimiento, los cambios y adaptaciones en las formas de vida de las mujeres en distintos contextos familiares, laborales y escolares, conforman algunas de las cuestiones que son identificadas como claves para comprender la dimensión de los cambios, resistencias y tensiones observables en el “orden de género” del México contemporáneo. La combinación de estudios y trabajo, la coexistencia de los procesos de crianza y cuidados familiares con responsabilidades laborales y procesos formativos a lo largo y a lo ancho de las trayectorias vitales femeninas, los itinerarios de inserción laboral de las mujeres, el papel de la escolarización universitaria en la configuración de sus trayectorias, también son temas relevantes en el análisis de los distintos componentes que configuran el significado y las prácticas femeninas en la universidad y en el mundo laboral. Desde una perpectiva sociológica, esos temas son abordados a la manera clásica, como resultado de las relaciones entre actores, estructuras y procesos. Pero son enfocados desde la búsqueda de hipótesis causales que ayuden a comprender las raíces profundas de los cambios en la situación de las mujeres y en el feminismo contemporáneo. En ese sentido, se trata de una reflexión intencionada, un conversatorio a varias voces centrado en las características de la oferta de trabajo femenina, pero apoyado tanto en las teorías culturales del feminismo como en las aportaciones de las neurociencias, la segmentación de los mercados de trabajo, o el enfoque de los itinerarios vitales complejos en la configuración de las trayectorias de acceso y tránsito de las mujeres en el trabajo y en la educación. La importancia de estos abordajes es su ambición y originalidad, que permiten apreciar con mayor nitidez el peso específico que tienen las trayectorias educativas y laborales en la explicación de la “base dura” del feminismo contemporáneo. Escritos en un tono ensayístico, los trabajos reunidos en el proyecto son primeras aproximaciones a las distintas dimensiones de mujeres que suelen combinar ser trabajadoras,estudiantes,madres,cuidadoras, esposas, jefas de hogar. Ello abre un nuevo campo de discusión sobre los déficits, logros y límites de la incorporación de las agendas feministas en la discusión política, la lucha por derechos, o el diseño de políticas institucionales de equidad de género. Explorar con ideas, datos e hipótesis el tamaño y profundidad de las brechas de género contribuye también a reconocer las aportaciones que las mujeres han hecho al trabajo productivo, la cohesión social y la producción del conocimiento. Habilidades blandas, competencias técnicas, gestión de emociones, redes de cuidados y cooperación, son algunas de esas aportaciones. Pero también permanecen problemas políticos y de políticas públicas: la invisibilidad de la importancia económica y social del las tareas reproductivas de las mujeres, la persistencia y ampliación de las brechas salariales entre hombres y mujeres, el predominio del modelo patriarcal en la división sexual del trabajo. Estos temas configuran una doble agenda: de investigación, basada en la producción de conocimiento, y de políticas, basadas en evidencias. Por ello, el libro es una invitación a repensar esa agenda desde diversos acercamientos y lentes conceptuales.

Thursday, June 16, 2022

Lo que no mata fortalece

Estación de paso U. de G.: lo que no mata fortalece Adrián Acosta Silva (Campus-Milenio, 16/06/2022) https://suplementocampus.com/udeg-lo-que-no-mata-fortalece/ La política siempre contiene cierto toque dramático, reforzado con luces intensas y sombras imprecisas. Coexisten en ese ambiente predicadores y profetas, bufones y ventrílocuos, ilusionistas, políticos profesionales y aspirantes a príncipes de temporada. En momentos de tensión, sus actores suelen dejar de lado los ropajes institucionales, los hábitos propios de la cortesía política, y emplean un lenguaje áspero para marcar intereses, fronteras y territorios. Las motivaciones difusas coexisten con descalificaciones francas contra los adversarios de ocasión, como recursos para fortalecer la identidad de sus respectivos agrupamientos de aliados y simpatizantes. Eso ocurre también con el conflicto universitario jalisciense. Los capitales políticos de los grupos dirigentes de la U. de G. y el gobierno de Jalisco se han colocado sobre el tablero de juegos del poder local, y la gigantesca marcha del pasado 26 de mayo por las calles del centro de Guadalajara en protesta por el recorte presupuestal del gobierno local a la universidad, confirmó las dimensiones y complejidad de las relaciones de conflicto que hoy predominan entre los liderazgos universitarios y el oficialismo estatal. La ofensiva del gobernador ha implicado la movilización de sus activos políticos e institucionales. Diputados, magistrados, presidentes municipales aliados al alfarismo, se han unido al llamado del jefe del ejecutivo estatal contra la U. de G., colocando en un punto de máxima tensión política las relaciones entre los grupos dirigentes de la universidad y el gobierno estatal. Las cartas están echadas y el desarrollo de los juegos políticos coloca en perspectiva los intereses en disputa. También hay cartas bajo la mesa, esperando a ser usadas en el momento más oportuno. En el fondo, ya no se trata solamente de un asunto de dineros públicos o de violaciones reales o imaginarias a la autonomía universitaria, sino de la disputa por la legitimidad entre los proyectos universitarios y los del alfarismo. Los hechos muestran que mientras que la U de G ha construido desde hace 30 años un orden político articulado a un ambicioso proyecto institucional en el terreno educativo, cultural y social en Jalisco, el gobierno estatal no tiene un proyecto claro de qué hacer con la educación superior en un contexto donde la universidad tiene un peso estratégico en la composición y el comportamiento institucional del sector. Un dato revela la magnitud de la evidencia: la matrícula de la universidad absorbe a más de la mitad de la matrícula estatal, y a más del 80% de la matrícula del sector público jalisciense de la educación terciaria. Esto hace que los grupos dirigentes de la U.de G., como en el caso de otras universidades públicas estatales, jueguen un papel clave como actores políticos de la escena local. La insistencia en que el ex-rector Raúl Padilla (1989-1995) es la fuente de todos los males universitarios es un argumento que comparte Alfaro con un antecesor, el panista Emilio González Márquez (2007-2013). Y su objetivo es similar al de áquel: desplazar al padillismo de los centros de mando de la U. de G. (“democratizar a la universidad”), a través del condicionamiento y restricción de los presupuestos públicos que hacen posible el ejercicio de la autonomía universitaria. Para las autoridades y liderazgos universitarios, el problema es que eso significa, bajo cualquier lectura o matiz, una amenaza al derecho de autogobierno y autoorganización; es decir, es una violación a su autonomía institucional. El gobernador asume que un cambio en el orden politico en la universidad es una responsabilidad de su gestión y no sólo una decisión de la comunidad universitaria, a la que considera sujeta a la influencia de los grupos dirigentes de la universidad. Ese cambio no es una exigencia de grupos de ciudadanos o el fruto de movimientos sociales antipadillistas, sino una responsabilidad auto-asumida del gobernador y de su partido (Movimiento Ciudadano),que cada cada vez más está urgida por las ansiedades del poder, el agotamiento del tiempo político y los rápidos cambios en las circunstancias locales. En términos prácticos, el jefe del ejecutivo local tiene un año para alcanzar sus objetivos o rendirse ante la fuerza de las evidencias o los cambios en las circunstancias. Hay que recordar que el proceso electoral para la sucesión del actual gobierno estatal comenzará en octubre del 2023, donde coincidirá con la renovación a nivel federal de la presidencia de la república y la cámara de diputados y senadores, y a nivel local del ejecutivo, el congreso estatal, y los 125 ayuntamientos de Jalisco, todo de cara a las elecciones de julio del 2024. Activados los relojes y calendarios del tiempo político, las urgencias y prioridades de la élite gobernante se desbordan. Entre tanto, los riesgos de ruptura se multiplican y la apuesta del gobernador Alfaro se eleva. Su estrategia tiene como objetivo debilitar y desplazar al poder del padillismo en la U. de G. y en la vida política jalisciense. Es una apuesta arriesgada, que supone altos costos y beneficios inciertos para los jugadores. Puede llevar a situaciones de ingobernabilidad en un contexto donde el horizonte preelectoral comienza a tomar fuerza como el dispositivo maestro de los juegos políticos locales y nacionales. Ya se sabe que la política es un juego de ajedrecistas, no de ángeles, donde los cálculos, movimientos, ropajes institucionales, el lenguaje, son gobernados por el momento político, la experiencia de los jugadores, y las reacciones de corto plazo. Se trata de debilitar y obligar a los adversarios a negociar los asuntos bajo ciertas reglas y condiciones. Pero también en la política, parafraseando a Nietzsche, lo que no mata fortalece. Ese parece ser el supuesto que anima la resistencia de la universidad, las demandas presupuestales, y la exigencia de respeto a su autonomía. En las próximas semanas, ese juego de presiones y resistencias puede recrudecerse y tener efectos no deseados o imprevistos en el contexto político local.

Saturday, June 04, 2022

Neil Young, cosecha 1972

Neil Young, cosecha 1972 Adrián Acosta Silva (Nexos, “Blog de música”, 03/06/2022) https://musica.nexos.com.mx/2022/06/03/neil-young-cosecha-1972/?_gl=1*tzvkvm*_ga*MTk2OTg1NjgyNy4xNjExMzM4ODc0*_ga_M343X0P3QV*MTY1NDMwNTIwNS4xNzYuMC4xNjU0MzA1MjA1LjYw Hace exactamente 50 años Neil Young, el cantante y compositor canadiense de folk-rock, lanzaba al mercado Harvest, su cuarto disco de larga duración como solista. Ya antes había saltado a la fama con su integración a grupos como Buffalo Springfield, y luego al cuarteto de Crosby, Stills, Nash & Young, la agrupación que se había iniciado con el country y las canciones folck, para abrazar luego al rock y al blues introducido por Young y su deslumbrante eclecticismo sonoro. 1972, sin embargo, era un año difícil. Las movilizaciones de la guerra contra Vietnam, los efectos del auge, la caída y la descomposición de la alucinante pero efímera Nación de Woodstock, el declive del movimiento hippie y de la era del amor y la paz, habían cedido el paso en muy poco tiempo a la desmoralización, al pesimismo y la desolación en varios frentes del potente ciclo de movilizaciones contra la guerra y por las libertades que había caracterizado el cierre de los años sesenta en los Estados Unidos y en otras partes del mundo. La muerte en fila de Janis Joplin, de Jimi Hendrix y de Jim Morrison, habían marcado el fin de una era, la idea de que “el sueño había terminado”, como escribió por esos años un John Lennon alejado de la fama y los reflectores de la época. En ese clima decadente, Neil Young compuso las 10 canciones que incluiría en Harvest. Acompañado por la banda de los Stray Gators (formada por iniciativa del propio músico canadiense) y por las voces en los coros de James Taylor y Linda Ronstadt, Young, a sus entonces 27 años de edad, produciría una obra que medio siglo después es considerada como uno de los discos más influyentes en la historia del rock (o lo que queda de él). También fue el disco más exitoso de la carrera de Young, el que marcó una línea entre su trayectoria como solista y como miembro de agrupaciones como CSNY, tal y como lo harían años después David Crosby, Graham Nash o Stephen Stills. En la producción del disco participaron el propio Young, Elliot Mazer, Jack Nitzsche y Henry Lewy. “Heart of Gold” se convirtió en la canción más conocida del disco, y la que hizo de Harvest el disco más famoso y vendido de la carrera del rockero de Toronto. “Esa canción me colocó en el centro del camino”, diría años después el propio Young respecto a “Corazón de oro”, mientras que Bob Dylan declaraba en alguna entrevista realizada por esos años, que a él le hubiera gustado ser el autor de esa canción. Pero el éxito masivo de esa rola, con su lírica folck de armónica y guitarra y su contenido naif, no ocultaba el hecho de que Harvest fuese un disco profundo, obscuro, inquietante, en donde las letras de las canciones y la guitarra lúgubre de Young proporcionaban estampas grisáceas sobre las drogas, la muerte, los reclamos de una generación a sus mayores, la crítica al racismo sureño de los Estados Unidos, los llamados a cambiar el país. Como se sabe, “The Neddle and The Damage Done”, fue escrita por Young en homenaje a la trágica muerte de su amigo Danny Whitten, el exbajista de su banda Crazy Horse, por una sobredosis de heroína. “Alabama” es un reclamo al racismo, mientras que “Words (Between the Lines of Age)” y “Old Man” son canciones donde la vejez y la figura difusa del padre aparecen en el centro. El piano tocado por Jack Nitzsche, un fondo de orquesta sinfónica en “A Man Needs a Maid”, los coros de Taylor y Ronstadt en “Heart of Gold”, la guitarra y la voz triste de Young como el eje de todo el disco, arrojan como resultado una obra ecléctica, deslumbrante, potente. Neil Young recorrería desde Harvest un largo camino de cinco décadas y 43 discos en solitario, que se alarga hasta la producción de Barn, su álbum más reciente (2021), donde le acompañan los miembros de Crazy Horse. Pero el disco que este año cumple 50 años es, quizá, el mejor de toda su carrera. “¿Llegaré a cosechar algo?” se preguntaba Young en alguna parte de la canción que da título al disco, y ahora, a sus 76 años, seguramente tendrá algunas respuestas al respecto. Fiel a sus experimentos sonoros, pero también a su activismo político, a su pacifismo, su rebeldía contra el consumismo y contra la tiranía de los medios y del mercado, cuya última expresión fue retirar sus canciones de la plataforma Spotify en protesta por la campaña contra las vacunas contra el Covid-19 promocionada por uno de sus publicistas más cotizados. Young ha sido etiquetado como “el último hippie”, la “conciencia moral del rock”, el sobreviviente de una época de excesos y sueños destruidos. Sin embargo, las etiquetas le tienen sin cuidado, y bien visto, no importan. En cualquier caso, Young es un compositor y cantante comprometido con su oficio, un músico de rock que se niega a conformarse con lo que hay, y que sigue ofreciendo conciertos y luchando por causas que valgan la pena. Eso, más que las etiquetas y los clichés, son los que ayudan a comprender la obra de un músico que hace 50 años grabó un disco que cambió a muchos, que abrió nuevas rutas sonoras, y que confirmó la fuerza expresiva del rock en un período de oscuridad e incertidumbre. Hoy, Young sigue cosechando buena parte de lo que sembró. Aunque sus obras posteriores están pobladas por marcados altibajos en términos de calidad letrística y consistencia rítmica, que van desde los muy buenos (On The Beah, de 1974, Tonight´s the Night de1976, This Note´s for You, de 1988, o Psychodelic Pill, de 2010) hasta los muy malos (Re-ac-tor, de 1981 o The Monsanto Years, de 2015), el canadiense sigue grabando nuevas canciones y rescatando algunas viejas, ofrece conciertos esporádicos en San Francisco, Nueva York o Barcelona, y se mantiene ocupado coleccionando autos antiguos y fotografías en blanco y negro. Sigue con atención a grupos como Foo Fighters o The Killers, pero también sigue escuchando a contemporáneos como Bob Dylan, Robbie Robertson, Bruce Springsteen o Van Morrison. Probablemente, como ciudadano CanAmerican que es, parte de su imaginación quedó atrapada en el cruce de caminos que Harvest representa y que resuena como imagen y eco de sus discos posteriores, donde la exploración sonora, la denuncia política, las contradicciones vitales, la narrativa costumbrista y las ilusiones utópicas, adquieren formas extrañas bajo los ritmos gobernados por el blues, el folk y el rock.

Thursday, June 02, 2022

U. de G: autonomía y política

Estación de paso U. de G: presupuesto, autonomía y política Adrián Acosta Silva (Campus-Milenio, 02/06/2022) https://suplementocampus.com/udeg-presupuesto-autonomia-y-politica/ Hace exactamente una semana (el jueves 26 de mayo), las autoridades de la Universidad de Guadalajara convocaron a sus diversas comunidades estudiantiles, magisteriales y administrativas para realizar una “megamarcha” en defensa de la “dignidad y el respeto” a la institución. Se trató de un episodio más en el complejo conflicto que desde hace más de un año mantiene la universidad con el gobierno estatal. Esa acción forma parte de un largo litigio judicial y político iniciado a comienzos del 2021, cuando el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez retiró un apoyo presupuestal ya otorgado a la U. de G. destinado a los trabajos de construcción del Museo de Ciencias Ambientales ubicado en el Centro Cultural Universitario, uno de los proyectos culturales estratégicos de la universidad desde hace más de tres lustros. Ello motivó que el 6 de octubre del 2021 las autoridades universitarias solicitaran a la Suprema Corte de Justicia de la Nación una controversia constitucional considerando que el recorte a un recurso ya asignado significaba una violación a la autonomía univeritaria. El recurso fue admitido el 11 de noviembre por una de las salas, pero el 9 febrero de 2022 la Corte desechó la controversia al considerar que la U. de G. no era un contemplado como “organismo descentralizado autónomo federal”, tal y como lo establece la fracción I del artículo 105 de la Constitución, sino que es considerado como un organismo descentralizado público estatal. Un asunto de jurisdicciones, pues. Poco después, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco apoyó la solicitud de amparo de la U. de G., pero el 31 de marzo la SCJN volvió a desechar definitivamente el asunto (Expediente 135/2021). Antres y después de esta decisión, las autoridades universitarias impulsaron movilizaciones para presionar al ejecutivo estatal y revisar la reasignación presupuestal reclamada, solicitando diálogo para acordar una solución al conflicto. El gobernador, amparado en la resolución judicial, evadió cualquier intento de negociación e inició una ofensiva contra las autoridades de la U. de G. El argumento es que no cederían a los “chantajes” universitarios considerando que detrás de todo ello están los intereses (“los negocios”) del exrector Raúl Padilla López y el grupo que lidera, incluyendo (y descalificando) al Rector Ricardo Villanueva. El objetivo del ejecutivo estatal es claro: deslegitimar no sólo al rector como interlocutor institucional, sino también al padillismo como élite dominante en la U. deG y como actor relevante en el mapa de los liderazgos políticos en Jalisco. Las movilizaciones masivas, callejeras, forman parte de los recursos políticos del ejercicio del poder institucional de las universidades. Ha sido, es y será una herramienta legítima para defender causas e intereses que se consideran amenazados, lastimados o vulnerados por autoridades, gobiernos o fuerzas externas que afectan la estabilidad de la vida universitaria. En este caso, las restricciones presupuestales acumuladas desde comienzos de la administración alfarista, combinadas con el sistemático maltrato presupuestal que el gobierno federal ha destinado a las universidades públicas del país desde 2019, motivaron la movilización por las calles del centro de Guadalajara. Como en otras ocasiones, las autoridades de la U. de G. hicieron uso de su larga experiencia en la logística de estas acciones para organizar “la mayor manifestación universitaria de la historia de Jalisco”, como anunció a comienzos de mayo el propio rector general. La marcha fue multitudinaria. Como suele ocurrir, las cifras fueron calculadas desde perspectivas diferentes. Mientras que las autoridades universitarias estimaron la participación de más de 103 mil universitarios, las autoridades del gobierno estatal afirmaron que fueron 46 mil. Son pequeñas guerra de cifras que, sin embargo, no ocultan el hecho de que fue una movilización masiva, extraordinaria para los estándares tapatíos de este tipo de acciones, y que rebasó los cálculos más pesimistas sobre la capacidad de convocatoria de los liderazgos universitarios sobre sus comunidades estudiantles y magisteriales. El ambiente de la movilización fue marcado por varios acontecimientos previos. Desde el anuncio de las protestas contra el recorte presupuestal, se realizaron 99 marchas de prepas y centros universitarios por todo el estado, que culminaron con la número 100 en la Plaza de la Liberación del centro tapatío. El gobernador había declarado que esas manifestaciones no lo iban a “doblar” (una de sus palabras favoritas para mostrar autoridad y fuerza a sus opositores), y que todo se debía a la manipulación de un grupo de “pillos”que “mantienen controlada a la Universidad”, encabezados por el exrector Raúl Padilla (Mural, 25/05/2022). Unos días antes, el partido Movimiento Ciudadano, que apoya al gobernador, acusó a Padilla de liderar una “mafia” que controla a la U de G desde hace más de tres décadas (El Informador, 19/05/2022). El lunes 23 de mayo, en un desplegado publicado en diferentes medios, el coordinador del congreso estatal y el presidente del Supremo Tribunal de Justicia del estado expresaron sus críticas al grupo padillista. Finalmente, el mismo día de la marcha, 6 de los siete presidentes de los municipios del área metropolitana de Guadalajara publicaron otro desplegado criticando las posturas de la Universidad y apoyando al gobernador Alfaro. Esta serie de acciones muestran un acelerado endurecimiento de las posiciones del alfarismo frente a los reclamos universitarios. Revelan una estrategia dirigida a debilitar al gobierno universitario del rector Villanueva y al padillismo como expresión política dominante en la universidad. La presencia de 5 de los últimos 6 rectores universitarios en el templete desde el cual hablaron los oradores del evento (incluyendo al propio Padilla) fue una demostración de cohesión de la coalición que conduce a la universidad desde la reforma universitaria intrumentada a partir de 1995. La defensa de la autonomía, el reclamo por mayor presupuesto, el cese de las descalificaciones y los ataques del gobernador, la exigencia de su renuncia, fueron parte de las pancartas y los discursos pronunciados por líderes estudiantiles, sindicales y altos funcionarios universitarios. ¿Qué implicaciones y escenarios futuros se pueden desprender de estas acciones? En la próxima colaboración abordaremos ese tema.