Thursday, June 22, 2023

Nuccio Ordine

Diario de incertidumbres Nuccio Ordine: las paradojas de la inteligencia Adrián Acosta Silva (Campus Milenio, 22/06/2023) https://suplementocampus.com/nuccio-ordine-las-paradojas-de-la-inteligencia/ La semana pasada falleció a los 64 años el profesor italiano Nuccio Ordine. Se trata de uno de los pensadores europeos más sólidos de comienzos del siglo XXI, cuya atención se centró en los últimos años en los dilemas éticos e intelectuales de las sociedades contemporáneas, sumergidas desde hace tiempo en las aguas lodosas del pensamiento único neoliberal o las del simplismo neopopulista, en los abismos de los reduccionismos culturales, la profundización de nuevas formas de desigualdad social, el auge de los fetichismos tecnológicos y el fracaso educativo. Al igual que otros pensadores contemporáneos ya fallecidos como George Steiner, Susan Sontag, Hans Magnus Enzesberger, Christopher Hitchens, Umberto Eco y Martin Amis, o vivos como el coreano Byung-Chul Han, la española Irene Vallejo, o el británico John Gray, Ordine representa una tradición literaria e intelectual anclada en la sólida defensa de la ilustración como una forma de resistencia frente a los fanatismos dogmáticos y las mitologías neoutilitaristas. Durante los últimos años de su vida, el profesor nacido en la pequeña población de Diamante, en la región de Calabria, al sur de Italia, se convirtió en un activista intelectual de “la utilidad de lo inútil”, como se titula uno de sus libros más conocidos, publicado en 2013. Años después, continuó con su empresa intelectual de defensa de la literatura en la era de la tecnoinformática y la sociedad digital en dos obras relevantes: Clásicos para la vida (2017) y, apenas el año pasado, Los hombres no son islas (2022). Esta trilogía de textos configuran todo un mapa de la literatura clásica orientada a estimular el pensamiento reflexivo, crítico, sobre buena parte de los problemas contemporáneos, un esfuerzo deliberado focalizado en los jóvenes y adultos de las sociedades modernas. Ordine no sólo fue un profesor universitario apasionado de su oficio, sino también un erudito capaz de plantear constantemente preguntas, dudas e incertidumbres frente a los extremismos de todo tipo, desde al individualismo salvaje promovido por los fundamentalistas del mercado, hasta la masificación ciega de ideologías populistas internacionales, desde Trump hasta Bolsonaro, pasando por movimientos políticos neofalangistas como “Vox” en España, o fascistas como “Hermanos de Italia”, (encabezados por la hoy primer ministra, la política ultraconsevadora Giorgia Meloni). Partidario del rescate de las utopías como legítimos ejercicios reflexivos, el filósofo y ensayista planteó una sistemática defensa de la lectura como práctica civilizatoria. En una entrevista reciente publicada a comienzos de mayo pasado en el semanario español Ethic, formulaba sus certezas, incertidumbres y preocupaciones por las amenazas a la democracia que plantea el fin de las utopías, desplazadas desde hace tiempo por la tiranía de lo útil. En esa entrevista, también hacía un repaso por las implicaciones que los cambios tecnológicos, la ideología del éxito escolar, o el desprecio a los saberes clásicos, tienen en la formación de las nuevas generaciones. El poder de la mirada directa (el poder de los ojos) y de la conversación cara a cara (el poder de las palabras), son reivindicados por Ordine como prácticas esenciales para construir mejores climas intelectuales en tiempos de confusión dominados por las pantallas, la inteligencia artificial y los algoritmos, eso componentes centrales de la “sociedad de la inteligencia” que, para muchos, constituye la fase superior de la sociedad del conocimiento. (https://ethic.es/2023/04/entrevista-nuccio-ordine-individualismo/) “Estoy convencido de que como explico en las páginas que he escrito sobre la interpretación de El Principito, toda relación humana, para ser tal, exige un contacto material; es decir, dos personas que se miran a los ojos, que se hablan directamente. “Ninguna plataforma virtual puede cambiar la vida de los estudiantes: la vida de los estudiantes solo la puede cambiar un buen profesor. “La mercantilización de la educación es un tema internacional. En todo el mundo hay esta idea de pensar que el estudio debe estar al servicio de una profesión. “Es verdad que tenemos muchas posibilidades de aprender mediante las nuevas tecnologías pero… hoy en día hay también un desprecio en nuestra sociedad hacia los saberes que no producen un beneficio económico. Esta es la paradoja. “No existe una Europa de la cultura. Existe una del comercio, de las finanzas, de los bancos, pero no de la cultura. Y esa situación es fruto de una política de partidos nacionalistas que han tenido una influencia enorme en las decisiones comunes”. Estas viñetas recogen parte de los principios éticos e impresiones políticas de un pensador que desafió las modas intelectuales. En una época deslumbrada por las ilusiones del éxito individual y la competencia por posiciones y dinero, por los avances tecnológicos y la precarización del trabajo, Ordine subraya el hecho de que la revolución informática, la ciencia de datos y la inteligencia artificial son herramientas que hay que utilizar a la sombra de la sabiduría de los antiguos y de los modernos. El escepticismo ilustrado sobre las propiedades mágicas del emprendurismo y la innovación que se propagan desde hace tiempo por escuelas y universidades, es una potente luz de alerta contra las simplificaciones de manual de la nuevas formas del pensamiento único. Esa es quizá la mayor aportación de la obra de Ordine: colocar la lente en las paradojas de la inteligencia, un llamado a desconfiar de las ilusiones y promesas de los nuevos aceites de serpiente que ofrecen la política o el mercado, en la que el pragmatismo de lo útil o las trampas del nacionalismo se imponen sobre lo que se considera irrelevante, estorboso o inútil para los jóvenes. Es un recordatorio para voltear la atención a los escritos de autores clásicos y modernos, que antes, en otro tiempos y circunstancias, reflexionaron sobre los mismos temas. Una invitación para valorar a la luz de nuestras circunstancias y problemas, la enorme utilidad de la inútil.

Thursday, June 15, 2023

Cormac McCarthy: recuerdos y desolaciones

Cormac McCarthy: viejos recuerdos, nuevas desolaciones Adrián Acosta Silva (Nexos, blog “Cultura y vida cotidiana”, 15/06/2023) El pasado 13 de junio falleció a los 89 años en Santa Fe, Nuevo México, el novelista estadounidense Cormac MaCarthy, quizá el último de los grandes escritores que se encadenan con el linaje de las tradiciones narrativas de Herman Melville y William Faulkner. Dueño de un prosa a la vez violenta y cautivadora, buena parte de su obra (La carretera, No es país para viejos, Todos los hermosos caballos), revela los registros literarios de las tierras fronterizas entre EU y México, su fascinación con historias, lenguajes y actores que sobreviven entre desiertos y poblados de California, Arizona, Nuevo México, Texas, frente a los espejos de Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez o Reynosa. Este es un pequeño homenaje a partir de la reseña de una de sus novelas emblemáticas, ambientada sombríamente en el lugar donde vivió parte de su niñez: Knoxville, Tennesse. ********* “Las formas más primitivas sobreviven”, afirma en tono de revelación el narrador anónimo de la carta de presentación que inicia la lectura de Suttree, la novela del escritor norteamericano Cormac McCarthy (Mondadori, Barcelona, 2004). El protagonista de la historia, Cornelius Suttree, es un personaje solitario, sin expectativas, con un pasado confuso, un presente azaroso, y un futuro imposible. Ambientada en la ciudad de Knoxville, Tennesse, en algún momento de los años cincuenta, la trayectoria del personaje está poblada de equivocaciones, accidentes, muerte, desolación, alegrías instantáneas, salpicado de pocos días felices que pasa encerrado en las sombrías habitaciones de un hotel perdido. Pescador solitario de siluros (“pez teleósteo de agua dulce, de hasta 5 metros de largo, gran depredador, con una boca muy grande rodeada de barbillas”, según lo define Maria Moliner en su indispensable Diccionario del uso del español) la vida diaria de Suttree es un esfuerzo de sobrevivir a las penurias económicas y a los afectos corrosivos, de lidiar con los demonios del olvido y la memoria, habitando en los márgenes de un río contaminado y pestilente, donde la silueta de la ciudad es el paisaje cotidiano de sus travesías, con el fondo metálico de trenes fantasmales que recorren con pesadez las venas de acero de Knoxville, la horrible. Publicada originalmente en inglés en 1979, esta novela precede en el tiempo a la fama global que alcanzó McCarthy en 2008 con la película No Country For Old Man, (titulada en español como “Sin lugar para los débiles”) inspirada en su propia novela, dirigida por los hermanos Cohen y protagonizada por Javier Bardem. Es anterior también a libros como La Carretera (2006) o Meridiano de Sangre (1985). Pero al igual que los otros textos de McCarthy, es también una obra que recorre con precisión estética lugares, diálogos, imágenes y relaciones que Budd (el apodo del personaje central) establece con su medio a lo largo de su intermitente estadía como outsider de un pueblo de perdedores, bebedores habituales de cerveza caliente y whisky barato, comerciantes de lo que sea, ladrones, putas, chamanes y brujas, “gente austera y diminuta enmarcada por cucuruchos de flores, vendedores ambulantes de artículos esotéricos, electuarios raros ordenados por tarros y elíxires macerados en días sin luna” . Caminando al filo del abismo, el pescador entabla amistades frágiles con personajes oportunistas cuya vida breve pasa de la cárcel a la calle, del robo en pequeña escala para satisfacer necesidades mínimas al goce de lujillos que hacen llevadera una vida repleta de penurias, de rutinas inexorables y desenlaces previsibles. Condenado a transitar circularmente por “escenarios de viejos recuerdos y nuevas desolaciones”, el solitario convive con pordioseros, intercambia pescado por dinero, ropa o cerveza, bebe en burdeles infames, cosecha mejillones en busca de perlas preciosas, coexistiendo con personajes hundidos en miserias cotidianas, mirando siempre al fondo del desfiladero, con pequeñas pero sistemáticas explosiones de violencia que aturden por su precisión cruda, envueltos en pleitos cotidianos con la policía local. La estética de McCarthy es la estética literaria del granito, sin matices, de un lenguaje fluido y crudo, exacto y envolvente. Novela de cenizas y de sombras, de túneles subterráneos que sostienen el peso de una ciudad sórdida, la narración de esta obra es una pieza de orfebrería que deslumbra por la solidez del oficio y la imaginación del narrador. En un medio invadido por el predominio apabullante de best-sellers y literatura basura, la prosa que se encuentra en las casi 600 páginas de Suttree es una muestra brillante de que la buena literatura sobrevive, a pesar de la industria literaria, como lo señaló con lucidez moribunda Sándor Márai en sus últimos Diarios.

Thursday, June 08, 2023

Política y educación: ángeles y ruinas

Diario de incertidumbres Política y educación: buscar ángeles, encontrar ruinas Adrián Acosta Silva (Campus-Milenio, 08/06/2023) https://suplementocampus.com/politica-y-educacion-buscar-angeles-encontrar-ruinas/ El número mil de Campus-Milenio es una buena ocasión para reflexionar sobre el tiempo político y el tiempo educativo. El suplemento ha sido el espacio de exploración sobre esas temporalidades siempre en tensión. Felicitaciones a quienes han hecho posible sostener este excepcional esfuerzo editorial iniciado hace 22 años por nuestro apreciado Jorge Medina Viedas. ******** Los calendarios y relojes de la política y la educación no son los mismos. En política, el tiempo se mide por el corto plazo, usando cronómetros de velocidad ajustados a los calendarios electorales. En educación, el tiempo es el largo plazo, que se mide por generaciones completas. En el mundo político, el gobierno en turno y sus oposiciones son actores que juegan siempre pensando en los próximos comicios electorales, atrapados en lógicas competitivas encaminadas a legitimar o deslegitimar sus respectivas actuaciones. En el mundo educativo, los aprendizajes, la experiencia escolar o la formación para la vida son procesos lentos, pautados, encaminados a adquirir conocimientos, habilidades para la socialización, la reflexión solitaria y la conversación pública, que incluyen la gestión por separado de los mundos de la vida activa y de la vida contemplativa. Esa distinción sociotemporal no parece estar en la mente de los políticos. Los gobiernos en turno, obsesionados con la conquista de presente buscando a los “ángeles de la historia” (según Walter Benjamin), suelen actuar bajo el supuesto de que sus políticas determinan el rumbo de las generaciones que transitan desde el preescolar a la universidad. Convencidos de que sus ideas, retóricas, programas y recursos marcan el tiempo escolar, los políticos suelen estar dominados por un sentido de urgencia, de gravedad, en el cual hay que cambiarlo todo a la brevedad y con eficiencia, a pesar de las confusiones, resistencias y bloqueos que suscitan sus acciones. En México, ningún gobierno ha renunciado a colocar a la educación como parte de su agenda de cambios y transfomaciones, convencidos de que ahí quedará la huella de su paso como administradores sexenales de los recursos públicos. Sin embargo, las ilusiones del cambio educativo entre los políticos se alimentan de fantasías acumuladas entre los ideólogos, burócratas y activistas cercanos al príncipe de ocasión. Cambiar leyes y políticas, diseñar nuevos programas e instrumentos, formular de manera atropellada libros de texto y modelos pedagógicos incomprensibles para maestros imaginarios que chocan con las prácticas de los maestros realmente existentes, insuflar la nostalgia de tiempos idos, culpando a gobiernos anteriores por desastres reales o imaginarios, son recursos para justificar transformaciones que sólo suelen habitar la mente de los transformadores. En los patios escolares o en los jardínes de los campus universitarios, las comunidades de profesores y alumnos permanecen alejadas de las obsesiones, los sueños y las pesadillas de los políticos. La política, sus tensiones, conflictos y protagonistas, son sólo una parte del paisaje. Eso no signfica que la escuela sea un espacio alejado de la vida social y de las preocupaciones públicas. Por el contrario, en las escuelas y universidades coexisten asombros, temores y en ocasiones alarmas cotidianas provocadas por temas como las violencias, la criminalidad y la inseguridad que se han multiplicado exponiencialmente desde hace décadas. Generaciones completas han crecido teniendo como ruido de fondo el sonido de metralletas y fusiles, el espectáculos de la presencia de militares y guardias en las calles, la búsqueda de cadáveres en fosas clandestinas, el horror de la desaparición de miles de jóvenes que han sido asesinados o secuestrados por bandas criminales, cuyas secuelas de dolor, angustia y sufrimiento han cambiado para siempre la vida de miles de familiares y amigos de las víctimas. Los niños que vivieron el inicio de la guerra contra las drogas en 2008, son hoy los jóvenes que miran la devastación social de una guerra que parece no tener sentido ni fin. El tiempo escolar está marcado por el debilitamiento acelerado de la cohesión social, por los crujidos y estallidos de la fragmentación social que desde hace tiempo se observa y escucha entre diversos territorios y poblaciones del país. El futuro de la política está marcado por la búsqueda del triunfo electoral, por tratar de asegurar la gobernabilidad de una sociedad convulsiva bajo el predominio de una fuerza política sobre otras. El futuro de la educación está marcado por el acceso al conocimiento científico y técnico, por sus contribuciones a la movilidad social, a la inserción laboral, a la formación de normas de convivencia, hábitos y valores democráticos, a la ampliación de los horizontes culturales de los individuos. El tiempo político es gobernado por una maquinaria de organizaciones partidistas, ideologías, promesas e intereses que se satisafacen con ilusiones y dinero, puestos y posiciones. El tiempo educativo es gobernado por el ritmo difuso de los aprendizajes, por los complejos procesos de interacción entre estudiantes y profesores, por el inapreciable valor de la reflexión, la curiosidad y las dudas. La arritmia entre política y educación esté en el centro de las disputas entre la política electoral y las políticas educativas. Encaminados en el túnel de tiempo que confirma un ciclo de politización salvaje de todos los temas, incluído el de la educación, lo que se observa es la profundización de las brechas entre política y educación. En la era del florecimiento de las autocracias populistas -de Trump a Erdogan, de Maduro a Ortega, de Putin a Orbán, de Bolsonaro a Bukele, en una potente ola autoritaria que desafía a las viejas y nuevas democracias pluralistas-, la educación para los políticos es sólo una herramienta más para la legitimación de su imagen y poder. Las palabras ácidas de Cioran en su Escuela del tirano, resuenan en salas repletas de elefantes: “Quien no haya conocido la tentación de ser el primero en la ciudad, no comprenderá el juego de la política, de la voluntad de someter a los otros para convertirlos en objetos, ni adivinará cuáles son los elementos que conforman el arte del desprecio”. El fulgor de ese arte resplandece en tiempos electorales, y enceguece con sus luces al príncipe, a sus seguidores y súbditos. Acaso por ello, Walter Benjamin alertaba hace casi un siglo sobre el riesgo de que los transformadores que buscan a los “ángeles de la historia” en sus rituales de legitimación, terminen encontrando solamente sus ruinas.