Thursday, July 18, 2019

Un asunto de Estado

Estación de paso
Un asunto de Estado: la Universidad de la Seguridad Pública
Adrián Acosta Silva
(Campus-Milenio, 18/07/2019)
En el contexto de las movilizaciones de miembros de la Policía Federal en protesta por su posible incorporación a la Guardia Nacional ocurridas hace un par de semanas, un discreto tema educativo salió a relucir entre las postales del conflicto. De acuerdo a una escueta nota de El Universal (08/07/2019), la formación y capacitación del personal del nuevo órgano de seguridad federal se hará mediante la creación de la “Universidad de la Seguridad Pública”. Según la nota publicada, “el Consejo Nacional de Seguridad Pública…instruyó a la Policía Federal que entregue las academias regionales de seguridad pública del Estado de México, Nuevo León, Sinaloa, Michoacán y Veracruz para poner en marcha la Universidad de la Seguridad Pública”.
La noticia indica la construcción de un nuevo espacio institucional de formación en las siempre delicadas tareas de inteligencia y seguridad pública nacional. Hasta ahora, esas tareas descansaban, a nivel federal, en las mencionadas Academias, y a nivel local en las Academias de Policías municipales y estatales que existen desde hace mucho tiempo en las entidades federativas. Pero la experiencia de formación más importante para esas áreas se desarrolla en la Universidad del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana (UDEFAM), creada en el año 1975, y que forma parte del Sistema Educativo Universidad Militar Mexicano (SEMM). Ahí se forman soldados y generales, especializados en carreras como médico militar, abogados o ingenieros militares.
Según su documentación pública, en la UDEFAM se reconocen cuatro categorías militares (Generales, Jefes, Oficiales y Tropa), y el acceso a esos puestos depende, entre otras cosas, del grado de escolaridad obtenido en el SEMM. Ubicada como parte de la organización de la Secretaría de la Defensa Nacional, la UDEFAM tiene una jerarquía rígida, propia de la función y principios de la milicia. El ingreso es altamente selectivo, y se distribuye en una red de Colegios (Colegio del Aire, por ejemplo), Escuelas (Escuela Médico Militar, Escuela Superior de Guerra), Centros de Estudios (Escuela Militar de Inteligencia), y Unidades-Escuela (Escuela Militar de Ingenieros de Combate, Escuela Militar de Artillería). Según los datos disponibles (ANUIES), para el ciclo 2016-2017 la matrícula de licenciatura en las carreras militares era de 2 964 estudiantes, y en posgrado de 509.
La experiencia tanto de la UDEFAM como de las Academias Regionales de Seguridad Pública Federal, y las Academias estatales y municipales de formación profesional han sido muy poco estudiadas. Tampoco se sabe mucho de la experiencia de la Gendarmería Nacional, proyecto del gobierno de Peña Nieto, que ha pasado prácticamente desapercibida en esta transición entre los cuerpos de seguridad pública federal. Por su propia naturaleza, esos espacios formativos forman parte de las áreas de reserva del Estado mexicano, de competencia exclusiva de los órganos militares y policiacos encargados de la soberanía y la seguridad nacional. Ello no obstante, sería importante conocer cuál será la organización y las políticas de formación de la anunciada Universidad de la Seguridad Pública (USP) pues lo poco que se sabe de ese proyecto es que dependerá del Consejo Nacional de Seguridad Pública, y no de la SEDENA.
La nueva institución no aparece contemplada en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. Tampoco fue mencionada durante la campaña electoral de AMLO. Muy probablemente, su formulación ocurrió en el proceso de discusión y debate sobre la creación de la Guardia Nacional. Sin embargo, se trata de una propuesta relevante, pues introduce una dimensión clave en la estructuración presente y futura de la nueva fuerza de seguridad federal: el proceso de formación de una organización que se pretende obedezca a criterios de disciplina castrense, bajo la operación y jerarquías establecidas por mandos militares. La pregunta obligada es: ¿qué papel jugará la experiencia de la UDEFAM en este proceso? ¿La nueva USP formará parte del Sistema Educativo Militar? ¿Supone la desaparición no solo de las academias de seguridad pública federales, sino también de las estatales y municipales?
En cualquier caso, la dimensión instrumental, educativa y formativa de la flamante Guardia Nacional no es un asunto menor. Dado el enorme esfuerzo político y las altas expectativas colocadas por el oficialismo en este proyecto para combatir la inseguridad y la violencia en el país, el trabajo de diseño de objetivos, funciones, organización, implementación y supervisión de la USP es un asunto de Estado. Ello significa que no se trata solamente de armas, uniformes y cascos, o de tanques y helicópteros, ni de incorporar a miles de individuos en las tareas de combatir la expansión del crimen organizado, de contener la migración centroamericana o de intervenir de manera permanente en la vigilancia de la seguridad pública en muchas ciudades y regiones de los distintos territorios republicanos. La USP es la apuesta institucional por controlar el proceso profesional y técnico, ético y pedagógico, de la nueva fuerza de seguridad pública nacional.


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