Thursday, March 12, 2020

Barrios y secretos

Estación de paso
Historias universitarias: barrios y secretos
Adrián Acosta Silva
(Campus-Milenio, 12/03/2020)
Atrapadas entre la sensación de un presente incómodo y la especulación sobre futuros inciertos, las comunidades directivas, estudiantiles y académicas de las universidades públicas o privadas suelen mirar poco sus propias historias institucionales. La ansiedad “presentista” –esa experiencia del presente como único horizonte de acción- suele producir sombras catastróficas o proyectar escenarios utópicos sobre el futuro de las universidades. Justo por ello, es importante la publicación de obras que posan la mirada en lo que pasó, como una manera de comprender aquellos presentes que hoy son pasados.
Los libros El barrio universitario en el proceso de institucionalización de la Universidad Nacional Autónoma de México, coordinado por Carlos Martínez Assad y Alicia Ziccardi (UNAM, 2018, 191 págs.), y Secretos fracturados. Estampas del catolicismo conspirativo en México, de Fernando M. González (Herder, 2019, 735 págs.), son el resultado de estudios ambiciosos sobre la historia de universidades públicas como la UNAM, o privadas de orientación laica o religiosa como la UAG o el ITESO en Jalisco. Se trata de libros que exploran y documentan períodos específicos del pasado socio-institucional de las universidades, a través de la revisión de documentos, archivos, imágenes, entrevistas y narrativas de los actores de la época.
El libro que coordinan Martínez y Ziccardi forma parte de una espléndida trilogía sobre el “Barrio Universitario” de la Ciudad de México, un pequeño espacio del centro de la ciudad donde se concentraban un puñado de escuelas y facultades construidas desde finales del siglo XVIII y principios del XIX. Los dos primeros volúmenes trataron sobre los antecedentes de esas escuelas y lo ocurrido entre 1910 y 1929. En este tercer volumen, los autores examinan lo ocurrido en la UNAM entre 1929 y 1953, es decir, el período que corre desde la conquista de la primera la autonomía universitaria hasta el traslado de las escuelas del Barrio universitario hacia la actual Ciudad Universitaria.
La obra combina textos e imágenes, rescatadas de diversos archivos fotográficos, hemerográficos y bibliográficos. El propósito central del texto es la reconstrucción de la institucionalización de la UNAM, es decir, el largo y conflictivo proceso de legitimación política, académica y social de la universidad en un contexto de tensiones ideológicas con los gobiernos posrevolucionarios, y de activismos estudiantiles y magisteriales de diversa orientación, profundidad e intensidad.
La lectura del libro es la lectura de una historia hipnótica, múltiple y compleja, ilustrada por el “resplandor del mundo de las imágenes”, como escribiera Walter Benjamin sobre los libros y la fotografía. Se trata de una exploración ordenada, informada y visual sobre territorios, inmuebles, rostros, actores y procesos de la vida universitaria y sus entornos cotidianos. El texto de Estela Morales, por ejemplo, muestra como escuelas y facultades superiores ayudaron a construir una atmósfera cultural donde cafés, librerías, cantinas, editoriales, se convirtieron en espacios de discusión y reflexión que animaban la vida política e intelectual universitaria. Libros, revistas y periódicos dieron forma al espacio público que se produce después de la revolución mexicana y que se representa con claridad en la vida cotidiana del Barrio Universitario. Esa historia permite entender la mudanza física, académica, cultural y política de las escuelas superiores que concluyó con la fundación de la Ciudad Universitaria en 1953.
Secretos fracturados, por su parte, es producto de una indagación sistemática sobre la socialización política católica y algunas de sus sociedades secretas en México. Para González, la idea del “integrismo católico” uno de los ejes que explica la acción política clerical durante y después de la derrota militar del movimiento cristero de los años 1926 a 1929. La Unión de Católicos Mexicanos (fundada en 1915), o la Asociación Fraternaria de Estudiantes de Jalisco (fundada en 1933), son algunas de las expresiones políticas más destacadas en la que se involucró directa o indirectamente, de manera “discreta-secreta” (como la denomina el autor), la iglesia católica mexicana, y que fueron antecedentes importantes en la fundación de la primera universidad privada de México, la Universidad Autónoma de Guadalajara en 1935, como producto de una fractura política ocurrida en el seno de la Universidad de Guadalajara derivada de la celebración del Congreso de Universitarios Mexicanos de 1933.
Pero la trayectoria política de la Compañía de Jesús en Jalisco es uno de los ejes más interesantes de análisis del libro. Sus pleitos con el arzobispado de Guadalajara, la formación de un grupo estudiantil en el Instituto de Ciencias (escuela jesuita de niños y jóvenes preparatorianos), denominado los “Tecos”, su radicalismo anticomunista, explica en parte la creación de la UAG y, posteriormente, la oposición de la ultraderecha a la fundación del ITESO, en el año de 1957. Ese período (1935-1957) es una etapa clave en la formación de las identidades institucionales tanto de la UAG como del ITESO, pero también, como telón de fondo, de la universidad pública de Jalisco, la U. de G.
Esas historias universitarias son trayectorias paralelas, de poder institucional y conflicto político e ideológico. Muestran procesos de larga duración en los que en un tiempo comprimido (los años treinta hasta los cincuenta del siglo pasado) se forjaron las identidades institucionales universitarias contemporáneas, tanto públicas como privadas. La complejidad de esas historias, las narrativas y las imágenes que las habitan, forman parte de la hechura política y social de nuestras universidades. Los textos de Martínez y Ziccardi, así como el de González, rescatan esas historias de poder y política, de barrios y secretos, que están en el origen de buena parte de los imaginarios y las prácticas universitarias.

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