Tuesday, November 04, 2025

Springsteen

Tierras raras Springsteen Adrián Acosta Silva (Reverso, 03/11/2025) https://reverso.mx/tierras-raras-springsteen/ Una de las virtudes más apreciadas por los habitantes de las tierras raras del rock es el lenguaje que representa. Escuchar canciones es un ejercicio de memoria e imaginación a la vez que un pequeño ritual celebratorio. A pesar de la relativa decadencia del género, opacado por los nuevos sonidos de la aldea virtual, el rock sobrevive gracias a su potencia interpretativa, a sus giros estilísticos y narrativos, o a su resiliencia en tiempos oscuros. Springsteen: Deliver Me From Nowhere (2025) es un retrato minimalista de esa historia de música, resistencia y magia. Centrado en la larga trayectoria de Bruce Springsteen (New Jersey, 1949), la película ofrece las postales de un momento depresivo en los inicios de la carrera de uno de los rockeros más célebres de ese género bastardo que convoca cientos de voces, estilos y sonidos. Se trata de la grabación de Nebraska, en 1982, cuando Springsteen, agobiado por el éxito comercial de tres de sus obras previas -Born To Run (1975), Darkness On The Edge of Town (1978); y The River (1980)-, y antes de lo que sería su mayor éxito discográfico -Born in the USA (1984)-, decide refugiarse en la habitación de una solitaria cabaña para grabar en solitario un casete que posteriormente sería considerado como uno de los mejores discos de su carrera. Nebraska es una pieza central del perfil polifónico de Springsteen, mezcla de folk, country, blues y rock. Una obra tallada a mano que mezcla emociones de muerte y desolación, nostalgia y tristeza, melancolía y esperanzas. Entre el catálogo de los 21 discos de estudio que ha grabado “The Boss” a lo largo de su vida -desde Greetings From Asbury Park N.J. (1972) hasta Only the Strong Survive (2022)-, Nebraska ilumina el ciclo depresivo que lo invade desde muy joven, y cuyos demonios combate a través de la composición, la música y los conciertos. La película inspirada en la atmósfera de Nebraska contrasta con la furia de los conciertos que ofrece desde los años ochenta. “Libérame de ninguna parte” (la traducción libre del subtítulo de la película), registra una de las frases emblemáticas de ese disco, y permite a curiosos y seguidores de la música del “Jefe” acercarse a las complejidades vitales de la persona y el personaje. Nadie entiende bien las complejas hechuras que animan la vocación, las ilusiones y el interés de los rockeros por ocupar un lugar en la mesa. Tal vez, como señaló el propio Springsteen en una entrevista reciente, ese género se alimenta de “gente que no tiene qué hacer ni sabe a dónde ir”, describiendo su propia experiencia iniciática. Hoy, a sus 76 años, The Boss representa el pasado y el presente del rock, y ya no su futuro, como sentenció a finales de los setenta el crítico Jon Landau cuando presenció uno de sus conciertos en algún antro del Greenwich Village de Nueva York. Quizá en la casa de mil guitarras que contiene el alma y la razón de Springsteen resuenan los ecos de las palabras que escribió Saul Bellow para referirse a la experiencia humana: “La vida es un río, pero nosotros somos el agua”.

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