Friday, October 09, 2015

Universidad de Guadalajara: postalles de historia y política

Estación de paso

Universidad de Guadalajara: postales de historia y política

Adrián Acosta Silva

(Campus-Milenio, 8 de octubre de 2015)

Hace 90 años, el 12 de octubre de 1925, el entonces gobernador de Jalisco, José Guadalupe Zuno, anunciaba en acto solemnísimo celebrado en el Teatro Degollado la reapertura de la Universidad de Guadalajara. El evento simbolizaba el intento político e intelectual más importante de los grupos locales identificados con la corriente hegemónica aglutinada en el conocido “grupo Sonora” para consolidar el triunfo de la Revolución Mexicana en Jalisco. La U. de G. formaba parte de la primera ola de universidades estatales surgidas en el contexto revolucionario, junto con la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (1917), la Universidad de Occidente (1918, antecesora inmediata de la Universidad de Sinaloa), la Universidad del Sureste (1922, antecesora de la de Yucatán), y la Universidad de San Luis Potosí (1923).

Sin embargo, los antecedentes de la U. de G. se remontan al año de 1791, cuando se crea como la “Real y Literaria Universidad de Guadalajara”. Posteriormente, con el movimiento independentista y a lo largo del convulsivo siglo XIX mexicano, la Universidad es clausurada en varias ocasiones, hasta que en 1826, bajo la influencia de los aires liberales y positivistas que inflamaban el espíritu independentista en diversas regiones del nuevo país, fue reemplazada por el Instituto de Ciencias del Estado de Jalisco.

Como ha sido documentado por el historiador David Piñera Ramírez en su libro Las cuestiones clave en la historia de las universidades estatales de México (UABC, 2013), la historia moderna de la U. de G. comienza realmente con su reapertura en 1925, y con los procesos de consolidación y expansión que la llevaron a convertirse no solamente como la segunda universidad más grande y antigua del país, sino como la universidad estatal de mayor influencia en la región occidental y del pacífico norte de todo el país.

Pero esa historia institucional esconde varias historias particulares. Se pueden encontrar por lo menos una historia académico-intelectual, una historia social y una historia política de la universidad. Vistas en su conjunto, esos relatos configuran lo que puede ser llamado con cierta propiedad sociológica como el “poder institucional” universitario, es decir, el conjunto de relaciones que imprimen representación social, sentido práctico y relevancia política a los procesos que se desarrollan a lo largo de los años dentro y fuera de la universidad.

La historia política de la U. de G. implica identificar a los actores, estructuras y procesos que han poblado desde hace nueve décadas la peculiar conformación de su gobernabilidad político-institucional, y los modos políticos de articulación de los intereses internos y externos de la universidad. Una revisión general a esa dimensión política de la U. de G. ayuda a comprender la peculiar complejidad de su propia historia institucional.

La legitimación política de la universidad ocurre a lo largo de las primeras décadas de su refundación, cuando bajo la influencia de las ideas socialistas, en particular del cardenismo, se conforma una estructura de control político-institucional centrada fuertemente en la corporativización de la participación estudiantil. La creación del Frente de Estudiantes Socialistas de Occidente (FESO), en 1934, y su posterior sustitución por la Federación de Estudiantes de Guadalajara (la FEG), en 1948, formarían las bases político-institucionales del poder universitario. Detrás de esas organizaciones hay una matriz de intereses, ideología y política que marcaría para siempre los modos universitarios de “hacer política” en la U. de G.

Pero esa historia estaría incompleta sin hacer referencia al contexto que imprimió sentido a las prácticas políticas universitarias tapatías. El ascenso de una derecha poderosa y beligerante, representada por la creación de la UAG (Universidad Autónoma de Guadalajara), como resultado de una fractura ideológica y política en el año de 1935 ocurrida en el seno de la propia U. de G., así como la influencia de la burocracia eclesiástica local en la vida política jalisciense, y la conformación de un régimen político corporativo y autoritario encabezado por el PRI, son fenómenos que también explican el comportamiento político de la universidad pública local.

Los años sesenta y setenta son claves para entender la actual configuración política universitaria. Son años de violencia y política, ocurridos en el marco de un vigoroso período de expansión y crecimiento institucional. Son los días y los años marcados por la lucha entre la FEG y la FER (Frente Estudiantil Revolucionario) por el control político de la universidad, una historia de crimen, de asesinatos, de violencia y política que aún aguarda para ser contada con precisión y profundidad. Son también los años de la creación de la Liga Comunista 23 de septiembre, las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), y de la Unión del Pueblo, expresiones de izquierda radicalizadas asociadas al FER, y en las que se involucraron activamente varios universitarios tapatíos para oponerse ya no solamente a la FEG sino también el Estado mexicano, luego del movimiento estudiantil de 1968.

Los saldos de esas luchas y conflictos marcarían la entrada de la U. de G. a los años ochenta, en el contexto de la crisis económica y financiera de las universidades públicas estatales. El arreglo histórico de la FEG y de los grupos políticos universitarios con el régimen priista, comenzaba a resquebrajarse rápidamente. La aparición de nuevas expresiones políticas de izquierda (principalmente la representada por el PSUM, a principios de esa década, y posteriormente por el Frente Democrático Nacional, en 1987, hasta llegar al PRD), transformaron el entorno político nacional y local universitario.

Pero la vida actual de la universidad no puede comprenderse sin el impacto de la reforma emprendida entre 1989 y 1994 por el entonces rector Raúl Padilla López, un personaje político clave no solamente para la U. de G. sino para el configuración de la clase política jalisciense surgida en los años de la transición, de la alternancia política y el cambio en la entidad. Esa historia reciente, coincidente con el predominio del largo período panista en la entidad (1994-2012), está en el centro de la celebración de los primeros noventa años de la U. de G. Pero es una historia que ya abordaremos en una próxima ocasión.

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