Thursday, August 19, 2021

Jalisco: la disputa por la nave

Estación de paso Jalisco: La disputa por la nave Adrián Acosta Silva (Campus Milenio, 19/08/2021) https://suplementocampus.com/jalisco-la-disputa-por-la-nave/ Desde hace unos días, la aprobación de una iniciativa del partido Movimiento Ciudadano en el Congreso de Jalisco ha provocado un ruidoso conflicto entre las autoridades de la U. de G. y el gobierno estatal. La iniciativa plantea una reasignación de 140 millones de pesos que ya se había acordado programar para el proyecto del Museo de Ciencias Ambientales del Centro Cultural Universitario, para destinarlos a la construcción de un hospital civil en el municipio de Tonalá, al oriente de la zona metropolitana de Guadalajara. El episodio es más que una lucha por la distribución del presupuesto público estatal. Significa una acción política que forma parte de los juegos de poder entre la U. de G. y el gobierno jalisciense. El argumento del oficialismo local, encabezado por el gobernador Alfaro y su partido (MC), es que esa reasignación es indispensable para ampliar las capacidades de atención a la salud pública de una parte importante de la población jalisciense. La postura oficial de las autoridades universitarias es que esa decisión rompe acuerdos ya tomados y significa “una violación a la autonomía universitaria”. Estamos frente a la construcción de dos relatos encontrados sobre la causa y origen del conflicto presupuestal, pero que ocultan la profunda naturaleza política del desencuentro. La historia reciente de las relaciones políticas entre la universidad y el gobierno estatal es una historia de alianzas y rupturas, de pragmatismo, incertidumbre y cálculo, de legitimidades en tensión y equilibrios inestables entre los actores directos del pleito, acompañados por los coros, voces y apoyos de actores periféricos al conflicto. Existen por lo menos tres elementos a considerar para comprender los alcances e implicaciones de la disputa: el contexto postelectoral, la coyuntura de la crisis, y la lógica de los actores políticos involucrados. El primero tiene que ver con los saldos del proceso electoral de julio en la entidad, donde el oficialismo alfarista logró mantener el dominio del congreso local para el próximo trienio (2021-2024), así como el triunfo en la mayor parte de los municipios metropolitanos. Asimismo, un partido político local de reciente creación (Hagamos) impulsado por universitarios cercanos al padillismo (esa coalición de poder identificada con el liderazgo de Raúl Padilla), logró mantener el registro en su primer proceso electoral y tendrá 2 representantes en el congreso estatal, en las regidurías de uno o dos ayuntamientos metropolitanos y algunos más en el resto del estado. Aunque esa representación es más que nada testimonial, la conformación del congreso y de las fuerzas políticas locales (donde el morenismo se mantuvo como la segunda fuerza electoral estatal), anticipa un escenario de competencia en la perspectiva del proceso electoral de 2024, donde se renovarán los poderes en el ámbito federal, estatal y municipal. El segundo elemento a considerar es el tono metálico de la coyuntura. La creación del partido Hagamos a finales de 2020 surgió de una discreta ruptura de la alianza que las autoridades formales y fácticas de la U. de G habían mantenido con el alfarismo desde su elección como gobernador de Jalisco en 2018, y que se hizo muy clara en la gestión local de la crisis pandémica desde marzo del 2020. Esa ruptura distanció a los aliados y colocó al alfarismo y al padillismo en posiciones enfrentadas. En esta coyuntura, los recientes acercamientos entre el gobernador Alfaro y el presidente López Obrador, que han (¿habían?) mantenido una relación áspera desde el comienzo del sexenio obradorista, parecen tener como punto de unión (y negociación) el interés por debilitar la figura del exrector Padilla (1989-1995) y la ruptura de la coalición hegemónica que encabeza en la U. de G. Ese cambio de alianzas, de realineamiento de la agenda de prioridades, vuelve a confirmar que la política real, mundana, es un oficio de ajedrecistas, estibadores y tramoyistas, no de ángeles. Pero es quizá el tercer elemento el que ayuda a comprender mejor el sentido y alcances del pleito. La lógica política es siempre una lógica difusa, cambiante, expresada en declaraciones públicas, negociaciones privadas y encuentros secretos entre los actores protagónicos, donde las fanfarrias, los valses y la música de cañerías forman la pista sonora de los rituales propios de los juegos del poder. Para el caso de Jalisco, el oficialismo político intenta ganar la partida minimizando la capacidad de influencia de su adversario, imprimiendo un sentido de justicia y beneficio público a la construcción de un nuevo hospital en Guadalajara. Para las autoridades universitarias, se trata de presentar la reasignación presupuestal como una traición a acuerdos tomados, como un atentado contra la autonomía universitaria, la ciencia y la cultura. Son posicionamientos propios del juego de espejos de la acción política, y no es claro como se sostendrán esas argumentaciones en las arenas movedizas de la política local en los próximos días y semanas. En cualquier caso, el conflicto entre la U. de G y el gobierno estatal sobre la distribución de los dineros públicos representa las tensiones que se ocultan detrás del espectáculo de máscaras y disfraces de la política jalisciense. No se trata de una lucha entre proyectos diferentes, del dilema entre salud pública versus ciencia y cultura universitaria, de la renuncia a alianzas que quizá estaba comenzando a ser demasiado costosas para los ocasionales compañeros de viaje. Bien visto, se trata de un pleito que revive tensiones viejas y desencuentros recientes, pero que puede tener un precio elevado no sólo para los contendientes sino fundamentalmente para las instituciones involucradas. La naturaleza del conflicto expresa lenguajes de poder, palabras que revelan creencias, intereses y razones legítimas que determinan las condiciones para una posible negociación de las posiciones. Pero en política, diría Montaigne “no se trata de charlar, sino de conducir la nave”. La disputa por la nave: esa es la cuestión.

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