Thursday, April 11, 2024

La disputa por la agenda

Diario de incertidumbres La disputa por la agenda: ideas e intereses Adrián Acosta Silva (Campus Milenio, 11/04/2024) https://suplementocampus.com/la-disputa-por-la-agenda-ideas-e-intereses/ En plena temporada electoral, pletórica de promesas de campaña, ilusiones desbordadas y compromisos retóricos, la educación superior es un tema no prioritario, aunque ha sido mencionado en distintos tonos y frecuencias por las candidatas presidenciales que encabezan las encuestas y, en menor escala e intensidad, por los y las candidatas a las gubernaturas estatales, presidencias municipales y diputaciones y senadurías de la república. Los representantes de las distintas fuerzas políticas que compiten por los puestos en juego se han pronunciado por cambios discretos, continuidades acríticas y reformas imaginarias en las políticas de educación superior, aunque aún no es claro ni el contenido ni el alcance o factibilidad de esas propuestas. En el primer debate entre las tres candidaturas presidenciales celebrado el domingo pasado, en el que se abordó el tema educativo (junto a salud y corrupción), la educación superior fue un asunto claramente marginal. Se confirmó que el tema no es prioritario para quienes participan en la contienda. Sheinbaum insistió en la necesidad de crear nuevas universidades públicas, como lo hizo durante su gestión en la CDMX (como las Universidades de la Salud o la Rosario Castellanos), así como en el otorgamiento de becas para los estudiantes. Gálvez, por su parte, defendió la importancia de la educación superior pública y privada, aunque no hizo propuestas concretas. Máynez prácticamente no hizo ninguna mención al tema. El saldo del debate para los temas relacionados con la educación terciaria fue muy pobre. No obstante, más allá del deprimente espectáculo dominical, las cosas se mueven más o menos al ritmo de lo que ocurre cada temporada electoral sexenal. Las partes interesadas que confluyen en la educación superior (ANUIES, FIMPES, universidades públicas autónomas, organizaciones empresariales, asociaciones civiles, especialistas, académicos) han realizado sus propuestas, o están en proceso de elaborarlas en las escalas nacional y subnacionales. El gobierno federal y los estatales han comenzado el ciclo del cierre de sus respectivas políticas sexenales entre las ambigüedades, triunfalismos e insuficiencias propias del fin de una administración caracterizada por el impulso a varios cambios normativos, presupuestales y políticos en las políticas de educación superior, que incluyeron no solo al nivel de las licenciaturas o técnicos profesionales sino también el posgrado, la investigación, la ciencia y la tecnología. En esas circunstancias, lo que se observa en el panorama electoral es la lucha por la configuración de las prioridades que se incluirán en la agenda de políticas para el período 2024-2030. Lo que está en disputa es el control de la agenda y de las narrativas que de ella se desprenden. Más allá de las dificultades conceptuales, orientaciones políticas, sistemas de creencias, o consistencia de los diagnósticos que se elaboran apresuradamente para el sector, lo que resulta estratégico es la definición de los problemas y su relación con las propuestas de solución o abordaje que se incluyen en la definición de las agendas de las coaliciones partidistas que apoyan las candidaturas. Quien define, decide, reza un viejo axioma de política pública, y la complicada relación de problemas/soluciones está en la base de la comprensión de la hechura de las agendas que se van formando a lo largo de estos meses y que serán resueltas no sólo en las urnas el 2 de junio, sino en el proceso de formulación del plan de gobierno de quien resulte ganador, que ocurrirá entre los meses de junio y octubre de este mismo año, y que tendrá su versión final en el programa sectorial de educación superior del próximo gobierno nacional y de los gobiernos estatales. Independientemente de cómo resulten las cosas, parece factible colocar como punto de partida del análisis las ideas, rezagos, desafíos y oportunidades que caracterizan el presente y el futuro de la educación superior mexicana. Desde esta perspectiva, se puede trazar un mapa de mínimos temáticos que permita organizar una discusión más o menos racional sobre el futuro de las políticas de educación superior. El papel de las ideas. En los últimos años, las ideas de austeridad, gratuidad y universalización del acceso a la educación superior dominaron la narrativa de las políticas gubernamentales. Para decirlo en lenguaje weberiano, esas ideas fueron los guardagujas de los intereses del obradorismo que predominaron a lo largo del período 2018-2024, y se mantuvieron como el centro simbólico de la acción federal, a pesar de la cuestionada gestión de la crisis pandémica, las crónicas insuficiencias presupuestales, y las limitaciones prácticas e inconsistencias políticas de los cambios normativos impulsados por el oficialismo en turno. Esas ideas se presentaron como alternativas a las ideas de calidad, evaluación y financiamiento público condicionado, diferencial y competitivo que caracterizaron las políticas de los gobiernos anteriores, desde los encabezados por los priistas (Salinas, Zedillo y Peña Nieto), o los surgidos de la primera alternancia política de los gobiernos panistas de Fox y Calderón. Esa ruptura en la matriz ideológica que gobierna las políticas de educación superior significó el fin de los incentivos como instrumentos de promoción indirecta (gerencial) de cambios en el sector, y la instalación de un sistema de control gubernamental directo (burocrático) en la gestión de los cambios. Lo que se abre en una perspectiva de futuros es una revisión rigurosa de los resultados de estas matrices ideológicas (“neoliberales” y “neointervencionistas”) para la exploración de una nueva idea: el reconocimiento del valor público de la educación superior, y del papel del estado, las universidades y la sociedad en el incremento de la legitimidad del sector para el desarrollo nacional, en un contexto de rezagos acumulados, desafíos emergentes y oportunidades estratégicas. De ese contexto hablaremos en la próxima colaboración.

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