Thursday, September 05, 2024

UAS: violencia y política

Diario de incertidumbres UAS: violencia y política Adrián Acosta Silva (Campus Milenio, 05/09/2024) https://suplementocampus.com/uas-violencia-y-politica/ El asesinato del exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) Melesio Cuén Ojeda ocurrido el pasado 25 de julio en Culiacán, revela una complicada historia de violencia, poder y política asociada en diversos momentos a la propia trayectoria socio-institucional de la UAS. Aunque aún está en curso la investigación criminal de los hechos que llevaron a su asesinato, los motivos que lo causaron, y los autores intelectuales y operativos que lo organizaron, el asesinato de Cuén Ojeda forma parte de una trama que aún aguarda por una narrativa que explique cómo se articulan las relaciones entre las élites dirigentes, grupos y redes a los que representan los rectores de esa universidad, y de qué manera establecen vínculos políticos dentro y fuera de la propia institución. La historia reciente de la UAS muestra cómo los cambios en los entornos se articulan con los cambios en los arreglos políticos universitarios y en los procesos de legitimación, expansión y fortalecimiento de la propia universidad. Heredera de una larga tradición de universidades públicas estatales consideradas de izquierda de los años sesenta y setenta del siglo pasado -junto con universidades como las de Puebla, Guerrero o Zacatecas-, la UAS se asumió durante un largo ciclo como una universidad “crítica, popular y democrática” orientada hacia la transformación revolucionaria de su estado y del país. En ese contexto, la acción de grupos ligados al entonces Partido Comunista Mexicano (PCM) y, posteriormente, al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), coexistieron con grupúsculos radicalizados cuya expresión más violenta fueron “Los enfermos”, autores de amenazas, golpizas y crímenes tolerados por las autoridades universitarias y estatales de entonces. Durante los años ochenta, en el contexto de la crisis del financiamiento público federal y estatal, y de los cambios en las orientaciones de las políticas públicas hacia las universidades, la UAS experimentó una transición en las ideas y grupos dominantes heredados de las dos décadas anteriores, que influyeron en los cambios en los códigos y liderazgos de la política universitaria. Esa transición motivó la modernización de la propia universidad desde finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, a través de reformas impulsadas por la administración de rectores como Eduardo Franco (1977-1981) y, sobre todo, de Jorge Medina Viedas (1981-1985). El énfasis en la autonomía académica, el fortalecimiento de las funciones sustantivas de la universidad, y la adaptación a un nuevo contexto de políticas federales instrumentadas en el contexto de la “década perdida” de los ochenta, se colocaron al centro de esa transición de una universidad crítica, popular y democrática hacia una universidad moderna, plural, centrada en la vida académica más que en los pleitos políticos internos por el poder institucional. La transición no fue tersa ni fácil. Enfrentamientos con los gobernadores estatales por recursos y reconocimientos, las luchas por la democratización del régimen político, así como las restricciones y condicionamientos presupuestales a la universidad, configuraron una agenda de cambios en la UAS que permitieron no sólo su supervivencia sino también su transformación en los años ochenta y noventa. Durante las administraciones de los rectores Audomar Ahumada (1985-1989), David Moreno Lizárraga (1989-1993), Rubén Rocha Moya (1993-1997) -quién ahora funge como Gobernador del estado-, y hasta la rectoría de Jorge Luis Guevara Reynaga (1997-2001), la modernización de la UAS le permitió adaptarse a tiempos difíciles, pero también produjo como resultado fracturas y divisiones entre los grupos dirigentes y sus respectivos liderazgos. Esa historia de fracturas y desencuentros explica, en parte, las diversas trayectorias y circunstancias que marcan la historia política reciente de la UAS. Para comienzos del siglo XXI, la universidad entraba a una nueva etapa. Bajo las rectorías de Gómer Monarrez Lara (2001-2009), Melesio Cuén Ojeda (2005-2009), Víctor Corrales Burgueño (2009-2013), y Juan Eulogio Guerra Liera (2013-2017, y 2017-2021), la UAS consolidó su modernización y centró sus acciones institucionales -al igual que prácticamente todas las universidades estatales públicas autónomas del país- en temas como calidad, evaluación, rendición de cuentas, gobernanza, internacionalización, innovación y descentralización de sus servicios en todo el estado. No obstante, en la esfera política, las fracturas y las divisiones entre sus grupos dirigentes -sindicales, académicos, estudiantiles-, marcaban una historia de tensiones y disputas internas y externas a la universidad. La creación de Partido Sinaloense (PAS) en 2012, fue un punto de ruptura y reorganización de los grupos políticos de la UAS. Impulsado por Melesio Cuén y otros dirigentes y exrectores universitarios, el nuevo partido conquistó puestos de representación política en el congreso estatal y en varios ayuntamientos sinaloenses. El propio Cuén fue electo como presidente municipal de Culiacán en el período 2011-2012, puesto al que renunció para desempeñarse como diputado local en el período 2013-2016. A la llegada de Rubén Rocha como gobernador del estado en 2021, designó como secretario de Salud al exrector, expresidente municipal y exdiputado Cuén, pero, un año después, en mayo de 2022, en circunstancias confusas, el mismo Cuén fue cesado del cargo por el propio gobernador Rocha, aunque existen versiones de que el propio Cuén presentó su renuncia por desacuerdos con el gobernador. Un ingrediente más de esta microhistoria de acuerdos, pleitos y rupturas tiene que ver con el complicado litigio que enfrenta la administración del actual rector Jesús Madueña Molina con el gobierno estatal encabezado por Rocha. Entre acusaciones de corrupción, de violación a la autonomía universitaria, intentos de reforma a la ley orgánica de la UAS impulsados por el gobernador y el congreso estatal, condicionamientos presupuestales y escándalos mediáticos, el litigo se encuentra en las arenas judiciales locales y federal, en espera de una resolución. En este contexto ocurrió el asesinato del exrector Cuén, un contexto dramáticamente agravado por la captura (el mismo día del asesinato del exrector), y las posteriores declaraciones del célebre narcotraficante Ismael “Mayo” Zambada. El hecho duro es que una noticia de nota roja ha mostrado la complejidad de la historia universitaria, y muchas preguntas aguardan por respuestas que quizá nunca se darán. Pero cualesquiera que sean éstas, la historia política de la UAS forma parte de la historia política de Sinaloa. Sus protagonistas, algunos exrectores, forman parte de esa trama, y sus trayectorias muestran las zonas grises de las relaciones entre la política y el poder que están detrás de los cambios y transformaciones que hemos visto transcurrir en los patios interiores de la vida universitaria, mientras nuevas generaciones de estudiantes y académicos sinaloenses observan con interés, asombro o indiferencia el rumbo de los acontecimientos desde las instalaciones del campus universitario y sus alrededores.

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