Tuesday, October 03, 2006

Un hippie en Bagdad

Un hippie en Bagdad

Adrián Acosta Silva

Neil Young
Living with War (Reprise, 2006)


People my age/ They don´t do the things I do
Neil Young, I’m the Ocean (1995)

Cargando con el peso histórico de sesenta años sobre sus espaldas, Neil Young lanzó en esta primavera su disco número 35 como solista, con un título apropiado para el contexto y los tiempos que corren: Living with War. El ex integrante de la mítica banda sesentera Crosby, Stills, Nash & Young, el cantante solitario que a fines de los ochenta desafiaba a las grandes empresas con un rabioso Rockin´ in a Free World, el músico bautizado en los noventa con cierto fervor religioso como el abuelo espiritual del grunge (adorado por bandas como Nirvana o Pearl Jam), el compositor frecuente de los soundtracks de las películas de Jim Jarmusch, que interpretó Imagine unos días después de la catástrofe del 11-S, reaparece en el escenario público con un reluciente disco nuevo bajo el brazo.

Como parte de los fundadores de un género que tiende inexorablemente a diluirse y transformarse en sonidos y estilos múltiples, Young ha alimentado con persistencia y tenacidad asombrosa la vitalidad del rock más clásico que puede escucharse en los inicios del siglo 21, interpretado por uno de sus músicos seminales. En un medio donde el rock tradicional se ha vuelto un género alternativo (quien lo iba a creer), la música y el estilo de Neil Young se ha desplazado fuera del mainstream sonoro, colocándose en los márgenes de una industria que ha terminado por devorar a muchos de sus socios fundacionales. Living with War es el testimonio de un sobreviviente, un manifiesto pacifista, antibélico y antiBush, propio de aquellos que han criticado acremente el comportamiento de quien ha sido considerado el “peor presidente en la historia de los Estados Unidos”, según la ahora milenaria y cuarentona revista Rolling Stone.

El tono de malestar y de crítica contra el gobierno no es infrecuente en la sociedad norteamericana, y menos entre quienes han sido testigos y actores de guerras “calientes” como las de Corea, Vietnam, o la larga guerra fría que caracterizó a la segunda mitad del siglo pasado en el mundo. Pero cuando los Estados Unidos con Bush al frente decidieron soltar los perros de guerra en Irak y Afganistán, quizá nunca calcularon suficientemente al alto costo que tendrían que pagar, tanto en términos estrictamente militares como sociales y políticos, sobre todo en varias zonas de sus patios interiores, cuyas señales de alerta se activaron con el horror de la guerra. Neil Young, como Bruce Springsteen, o como otras figuras de las artes y espectáculos, decidieron pintar su raya y abuchear las acciones bélicas de su presidente y de su gobierno. Y en Living with War nos encontramos un registro impresionista, visceral y racional a la vez, del sentimiento de indignación y malestar contra la guerra que Young recoge y de algún modo representa.

Bien visto, no podría ser de otro modo. El hippie que irremediablemente sigue siendo el autor de Heart of Gold (1972), mantiene agitada la bandera del amor y la paz, pensando en un mundo sin religiones ni fronteras, adorando la vida bucólica y la solidaridad comunitaria, abogando por la no violencia ni la discriminación. Como parte de la generación de brujos y alquimistas que fusionaron exitosamente el country con el blues (Harvest, Tonights the Night,), el rock con el folck (Zuma, Ragged Glory), y luego añadieron modalidades del R&B y de soul (This Notes for You, Sleeps with Angels), Young inició el siglo con un retorno a los orígenes y con una reinvención de sus propio sonido. Luego del magnífico Greendale (2003), y del retorno al folck con Prairie Wind (2005), Young sorprende nuevamente con un sonido de rock a la vez clásico y renovado, gobernado por la batería, bajo, guitarras y trompetas, con un coro de 100 personas que intervienen en varias de la decena de rolas que habitan el disco. El contenido es un repertorio de observaciones, lamentos y críticas sobre la (nueva) guerra patriótica norteamericana lanzada por la administración Bush luego de 11-S, codificada ahora bajo el nombre de cruzada contra el mal.

Los cohetes de resplandores rojizos/ las bombas que arden en el aire/ Probando en la profundidad de la noche/ que nuestra bandera aún sigue ahí(Living with War)

Pero el disco incluye también el tono ferozmente anticonsumista de Young, la mirada irónica sobre la paradoja maestra que obedece a los tiempos que corren en el país más rico y poderoso del planeta, en que la dictadura del consumo en la sociedad norteamericana se adueña de las prácticas cotidianas, mientras sus ciudadanos y gobernantes observan en televisión e internet cómo caen bombas sobre Bagdad.

No es necesario un escuadrón de terror/no quiero una extraña Jihad/resoplando sobre mi cofre/ Pero no queremos hablar de ellos/Y no aprendemos de ellos/El odio no se negocia con Dios/ No lo necesita (The Restless Consumer)

“Destituyamos al Presidente” es un llamamiento franco contra Bush, una propuesta para quitar como presidente a un “mentiroso” que “ha abusado del poder que le dimos/ embarcando todo nuestro dinero fuera de nuestras puertas”. Young lamenta la división de su país, y reclama por la búsqueda de un líder que “reunifique el rojo, blanco y azul”, que “camine cerca y que escuche”, y que bien podría ser una mujer o un negro, “después de todo” (Lookin for a Leader). La contradicción entre la intervención en una guerra prolongada y sangrienta y la incapacidad para atender desastres domésticos de miles ciudadanos como el de Nueva Orleáns, está en el centro de las canciones que habitan el disco del músico canadiense.

Un poco panfletario, un poco ingenuo, muy honesto, y con una potencia y vitalidad sonora impecable, Living with War es uno de esos discos imprescindibles para entender el espíritu de una época, de sus coyunturas y sus expresiones en el terreno de la música. Pero es también el testimonio de un roquero que no niega la cruz de su hippismo, coherente consigo mismo y comprometido desde la cuna hasta la tumba con un estilo y un sonido inconfundible, una virtud ciertamente extraña en tiempo de guerra…y de paz. Queda quizá la sensación de que el hippismo se ha convertido en parte del nuevo conservadurismo americano, o la impresión de que las invasiones a Irak y Afganistán han producido el ruido de fondo que fluye de una fractura profunda en algunas zonas de la sociedad norteamericana. Pero eso debería discutirse con la seriedad debida, escuchando Shock and Awe, Families, o Flags of Freedom, recordando los tiempos en que Crosby, Stills, Nash, & Young interpretaban Ohio, en un contexto ahora lejano, con otras voces, intereses y actores.

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