Tuesday, September 02, 2014

Universidad, política y vino tinto

Estación de paso

Universidad, política y vino tinto

Adrián Acosta Silva

(Publicado en suplemento Campus-Milenio, 14/08/2014)

Hace un par de semanas, los días 28 y 29 de julio, en Río de Janeiro, se celebró el III En-cuentro Internacional de Rectores Universia 2014, convocado por la organización Univer-sia, el brazo universitario/académico de la empresa Santander, el conocido banco espa-ñol. En esta ocasión el tema del evento fue “La universidad del siglo XXI: una reflexión desde Iberoamérica”. Precedida por las reuniones de Sevilla (en 2005) y de Guadalajara (en 2010), el evento convocó según las cifras proporcionadas por los propios organizado-res del evento, a más de 1,100 rectores de las universidades e instituciones de educación superior públicas y privadas de Iberoamérica, en el Centro de Convenciones conocido como Rio Centro, ubicado en una exclusiva zona de Tijuca, en la ex-capital federal de Brasil.

El evento en sí mismo fue una expresión del espíritu de los tiempos que corren en los campus universitarios de todo el mundo. Se trataba de reunir en un mismo sitio a los re-presentantes del mundo de los negocios (Santander), con los representantes de los mundos y mundillos de la educación superior pública y privada de casi 4 decenas de países de la región: universidades públicas, universidades privadas, universidades tecnológicas, institutos técnicos, universidades laicas y religiosas. Inaugurada por el Sr. Emilio Botín, el dueño del banco patrocinador de la reunión, en el evento participaron ministros y funcionarios de la educación superior de diversos países, rectores de universidades como la de Buenos Aires, el de la UNAM y el de la U. de G., la U. Complutense, privadas como de la Universidad Autónoma de Guadalajara, o rectores de universidades católicas de España, Chile, Colombia o de Bolivia. Un total de universidades de 36 países congregadas durante dos días para conversar sobre temas como el profesorado universitario, las imágenes de la universidad, los problemas de organización, financiamiento y gobierno universitario, las tecnologías digitales, los estudiantes, la vinculación universidad-empresa, la construcción de un “espacio iberoamericano del conocimiento”, etc.

Un clima de negocios, de gestión académica e institucional, dominaba el ambiente festivo y político del evento. Después de todo, las prácticas de la gestión forman parte legítima de los varios mundos de la universidad contemporánea. Se trataba de saludar, de conocer, de saber un poco más de las tendencias y de los posible apoyos e intercambios que podrían trabajarse entre los rectores pero también entre la empresa y las instituciones de educación superior. 10 mesas de trabajo en la cual académicos, rectores y consultores internacionales plantearon sus posturas y reflexiones. Hay que recordar que Universia es un proyecto iniciado en 1999, que tiene actualmente tres ámbitos de acción específicos: la Revista iberoamericana de Educación Superior, la GUNI (Global University Network for Innovation, una organización creada inicialmente por la UNESCO, la Universidad de las Naciones Unidas y la Asociación de universidades catalanas), y un inusual programa de becas para estudiantes universitarios y movilidad de profesores, además de las propias reuniones internacionales de rectores que se celebran cada 4 años.

Las palabras del propio Don Botín pronunciadas en la clausura del evento iluminan el sentido del proyecto: liderazgo, responsabilidad, internacionalización, innovación, acredi-tación de la calidad, nuevos ambientes de aprendizaje para los estudiantes y profesores, gobiernos universitarios eficientes, financiamiento sostenido. Son palabras bastante conocidas entre las autoridades y administradores de universidades publicas y empresas privadas, un lenguaje que se ha vuelto común en estos medios y ocasiones. Y revelan un poco el sentido de la reunión y el proyecto mismo de Universia: construir un espacio de interacción entre el mundo de los negocios y el mundo de la academia, pensar en lo nuevo, lo moderno, como sinónimo de lo deseable, más que en lo tradicional, lo viejo, que en muchas reuniones de este tipo resuena como sinónimo de lo que no hay que repetir nunca jamás. El empresario anunció también que en los próximos 4 años su banco invertirá 700 millones de euros para becas de movilidad estudiantil y del profesorado de las universidades miembro de Universia, un anuncio que provocó el aplauso entusiasta, de pie, de los asistentes del evento. Una imagen extraña, por lo menos para el caso de los representantes de las universidades públicas latinoamericanas.

La interpretación del evento admite muchas lecturas. Ello no obstante, destacaría quizá una: fue una reunión política, pública, donde confluyeron los intereses institucionales de las máximas autoridades de los sectores públicos y privado de la educación superior y los intereses ligados a las frías aguas del cálculo empresarial. Una reunión de agradecimientos efusivos de ministros de educación asistentes al evento, de rectores de universidades públicas, de gobernadores como el de Rio Grande do Sul, frente a la cara satisfecha y orgullosa del empresario y sus asesores y consejeros. El ánimo entre muchos asistentes era el de una suerte de nuevo amanecer para la educación superior iberoamericana, la inauguración de una época diferente, la puerta hacia una colaboración sin prejuicios ni temores ni riesgos entre el mundo de la universidad globalizada y el mundo de los negocios internacionales. Una épica del colaboracionismo entre las universidades, los gobiernos y los bancos internacionales, avalada por los casi mil años de historia de aquellas y los treinta o cuarenta de los últimos. Una colaboración que se expresa en la “Carta Universia Rio 2014. Claves estratégicas y propuestas para las universidades iberoamericanas”, la declaración de las conclusiones del evento, una carta que por su contenido e implicaciones ya habrá tiempo de comentar en otra ocasión.

La reunión fue no solamente una cita de negocios o de reflexiones académicas sobre la universidad. Fue una reunión política, abiertamente política, que confirma que ciertos intereses empresariales de Iberoamérica han volcado sus ojos a la educación superior como un espacio más para los negocios, en forma de la conquista de nuevos clientelas, del manejo de nóminas y recursos, a cambio de una legitimidad institucional inapreciable para los proyectos de empresarios como Don Botín. Una transacción organizada en un espacio golpeado por las crisis, los financiamientos inestables, y los crecientes condicionamientos gubernamentales y privados al desempeño de las universidades. Pero más que un nuevo amanecer, quizá estaríamos en presencia de lo que John Gray denominó hace tiempo, en plena coyuntura de las reformas neoliberales de los años ochenta en el mundo, un “falso amanecer”, la ilusión de que la épica del novedismo puede transformar las relaciones de poder entre la universidad, el gobierno y los empresarios, una ilusión que se alimenta generosamente de palabras y aplausos, de ideas e intereses, de canapés y vino tinto.

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