Tuesday, November 04, 2014

Apología del equilibrista



Estación de paso
Apología del equilibrista
Adrián Acosta Silva
Uno de los oficios en desuso es el de equilibrista. Usualmente, uno podría admirar a esos personajes en casi cualquier circo, admirando la sangre fría con la que recorren cables de acero colocados a alturas respetables. Pero hoy, con la crisis de los circos y la expansión de esa ola moralista de prohibir la utilización de animales en el espectáculo circense, el oficio del equilibrista es un oficio en vías de extinción, una actividad de hombres y mujeres acostumbrados a caminar en el vacío. Por eso, que uno de los herederos de la famosa dinastía Wallenda cruce abismos entre ambos lados del Cañón del Colorado, o entre dos edificios a más de 200 metros de altura, es un eficaz aunque fugaz recordatorio de un oficio noble, arriesgado y fascinante. ¿Qué pensará el equilibrista cuando cruza el vacío? ¿Qué fuerza guía sus pasos? ¿Cómo domina el miedo, el temor a un paso en falso? En este oficio no cabe el error, ni la simulación, ni la cobardía. Antes bien, es el arte de controlar la ansiedad, de calcular cada movimiento, de jugar con la vida a cada paso con precisión milimétrica y nervios de acero, desde la fría soledad de las alturas.

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